9. Jacob, el suplantador (2T 2022— Génesis)
Textos bíblicos: Gén. 25:21–34, Gén. 28:10–22, Gén. 11:1–9, Gén. 29:1–30, Gén. 30:25–32, Gén. 27:36.
Citas
- Sólo somos falsedad, duplicidad, contradicción; nos ocultamos y nos disfrazamos de nosotros mismos. Blaise Pascal
- La deshonestidad, la cobardía y la duplicidad nunca son impulsivas. George A. Knight
- La gran mayoría de nosotros estamos obligados a vivir una vida de duplicidad constante. Tu salud se verá afectada si, día tras día, dices lo contrario de lo que sientes, si te barrastras ante lo que te desagrada y te alegras de lo que no te trae más que desgracias. Boris Pasternak
- Nada desconcierta más a quien está lleno de trucos y duplicidades que la integridad franca y sencilla en otro. Charles Caleb Colton
Para debatir
¿De qué manera nos afectamos a nosotros mismos cuando operamos desde la falsedad? ¿Y a los demás? ¿Por qué la verdad es tan importante en la forma en que Dios dirige el universo?
¿Por qué son tan peligrosas las mentiras del Diablo en la gran controversia? ¿Cómo intentó Jacob, con Rebeca, subvertir el sistema, y por qué? ¿Cuáles fueron las consecuencias inevitables? ¿Cómo se vio afectado cada uno por este gran ejemplo de mentira?
Resumen bíblico
Gén. 25:21-34, registra el nacimiento de Jacob y Esaú, y la venta de la primogenitura por parte de Esaú. Gén. 28:10-22 es el relato del sueño de Jacob de una escalera al cielo. Gén. 11:1- 9, nos recuerda el intento humano de llegar al cielo con la Torre de Babel. Gén. 29:1-30 relata la experiencia de Jacob trabajando para Raquel, y la duplicidad de Labán al darle a Lea. Gn. 30:25- 32 no es una extraña historia de curiosa manipulación genética (¡!), sino de cómo Dios bendice de todos modos. Gn. 27:36 es la reacción de Esaú ante el robo engañoso de la bendición de Esaú por parte de Jacob.
Comentario
Es una verdad universal que nos convertimos en lo que adoramos y admiramos. Nuestras metas y objetivos afectan en gran medida nuestro carácter, especialmente en lo que se refiere a la ejecución y los métodos. Si elegimos adoptar formas cuestionables para conseguir lo que queremos, no sólo no estaremos realmente satisfechos, sino que, sobre todo, distorsionamos y destruimos cualquiera de nuestros loables objetivos. Al igual que un evangelista que utiliza tácticas turbias para conseguir bautismos, aunque el objetivo sea bueno, podemos empañarlo y pervertirlo con nuestros métodos.
Siempre hay consecuencias, las acciones tienen resultados inevitables. En el plan de engaño de Lucifer, él eligió usar mentiras e insinuaciones para lograr sus objetivos. Puede que incluso haya creído que tenía “la razón de su lado” en algún momento, al principio. Por muy equivocada que fuera esta perspectiva, es posible que se mantuviera en la sinceridad. Por eso Dios invirtió tanto tiempo en tratar de convencer a Lucifer de los errores en su manera de pensar. Pero una vez que Lucifer eligió el camino de la rebelión de manera decidida, a pesar de que comprendía las probables consecuencias de sus acciones, y también eligió tergiversar conscientemente a Dios, entonces Dios no tuvo más remedio que expulsarlo del cielo. ¿Por qué? Porque las mentiras son corrosivas, corrompen la verdad y la confianza. La respuesta de Dios ilustra bien su compromiso total con la verdad, enfatizando así la importancia de ésta en su gobierno. Las consecuencias de creer en las mentiras y de elegir “realidades alternativas”Revelan el daño inevitable y, en última instancia, permanente que se causa. Cuando Jacob siguió el plan de su madre para robarle a su padre la bendición de su hermano -después de haber comprado ya la primogenitura de Esaú-, inició una cadena de acciones que nunca podrá ser Revertida. Mediante el engaño, intentó tomar lo que no era suyo.
Mientras que la acción de Esaú de “vender” su primogenitura por un guiso de lentejas sugiere que fue despectivo y descuidado, sin embargo fue claramente incorrecto que Jacob – “el suplantador”- robara lo que no le pertenecía. Algunos pueden incluso argumentar que, puesto que Jacob ya tenía ese nombre, debía utilizar el engaño y la traición para suplantar a su hermano, ¡y que Dios lo aprobaba! Pero hay que insistir una vez más en el libre albedrío y la elección. Tratar de hacer las cosas según nuestros propios métodos defectuosos termina en un desastre, y Jacob y Rebeca tuvieron que aprender esto. Las consecuencias fueron enormes. Imagina los pensamientos y sentimientos de Isaac, Rebeca, Esaú y Jacob. Piensa en lo que sucedió como resultado. Luego pregúntate si valió la pena.
Isaac amaba su “carne sabrosa” -¡un verdadero e inconverso carnívoro! Una debilidad definitiva, desde una perspectiva vegetariana, que fue explotada por su intrigante esposa Rebeca. Jacob era un niño de mamá muy “suave” en sus tratos, muy dispuesto a seguir con el engaño. Esaú era un cazador impetuoso, dispuesto a dar rienda suelta a sus pasiones, despectivo hasta el punto de despreciar su sagrada primogenitura para satisfacer su hambre inmediata de un poco de guiso. Todos los personajes implicados son muy humanos: vemos ilustradas nuestras propias debilidades. Hay mucho que decir que es de relevancia directa, pero poco tiempo para abarcarlo todo. Sólo unos pocos ejemplos: Esaú ve que a sus padres no les gustan sus esposas hititas, así que para complacerlos se casa con una de su propia raza. Sólo para complacer a los padres. Los dos padres tienen favoritos: Isaac ama a Esaú, Rebeca ama a Jacob. Una receta segura para el desastre, pero qué comunes son estas actitudes hoy en día. Esaú culpa a Jacob de haberle “quitado” su derecho de propiedad, aunque sabía que en realidad lo había “vendido”. Culpar, responsabilizar a los demás: de nuevo, problemas familiares conocidos. Jacob miente directamente a su padre en respuesta a la pregunta de Isaac: “¿Eres realmente mi hijo Esaú?”. Rebeca utiliza sus habilidades culinarias para engañar a su marido… Una lamentable historia de engaños y sus consecuencias, otra ilustración de los temas y acontecimientos de la gran controversia. Triste, decepcionante, pero enormemente importante y relevante.
Comentarios de Elena de White
No debe existir deshonestidad en la vida del obrero. Aunque el error es peligroso para cualquiera, aunque se cometa por equivocación, la hipocresía en la proclamación de la verdad es fatal. {El medico Cristiano como misionero 34} Rebeca conocía el favoritismo de Isaac hacia Esaú y estaba convencida de que razonando no lograría cambiar su propósito. En vez de confiar en Dios, el que dispone los hechos, manifestó falta de fe persuadiendo a Jacob que engañara a su padre… Jacob y Rebeca triunfaron en su propósito, pero por su engaño no se granjearon más que tristeza y aflicción. Dios había declarado que Jacob debía recibir la primogenitura y si hubiesen esperado con confianza hasta que Dios obrara en su favor, la promesa se habría cumplido a su
debido tiempo. Pero, como muchos que hoy profesan ser hijos de Dios, no quisieron dejar el asunto en las manos del Señor. Rebeca se arrepintió amargamente del mal consejo que había dado a su hijo; pues fue la causa de que quedara separada de él y nunca más volviera a ver su rostro.{Conflicto y Valor, p. 62}
El Señor Jesús reprendió a los fariseos, asemejándolos a sepulcros disimulados, ocultos a la vista, pero llenos de podredumbre. El Señor odia todo engaño, sigilo e insidia. Esa es la obra de Satanás. La obra de Dios es abierta y franca. Que nadie actúe contra un hijo de Dios apoyándose en el testimonio del enemigo del Señor y obrando como Satanás: ocultándose y, sin embargo, sugiriendo, instigando, planeando, en perfecta armonía con los enemigos del Señor. {Testimonios para los Ministros, p. 286}