Jonathan Gallagher Lección 8. “Ministrar como Jesús” 3er Trimestre del 2020.

Leccion 8. Ministrando como Jesús (3T 2020—Haciendo amigos para Dios)
Textos Bíblicos: Mateo 5:13, 14; Filipenses 2:15; Marcos 12:34; Efesios 4:15; Mateo 4:23–25;
Mateo 25:31–46;Mateo 9:36.

Citas
• Dios responderá todas nuestras preguntas de una manera solamente. A saber, mostrándonosmás de suHijo. Watchman Nee
• Jesús: un maestro sin igual en el arte de poner al descubierto el núcleo más íntimo de la verdad espiritual. Geza Vermes
• Jesús ofrece gracia incondicional y nosotros debemos ofrecer gracia incondicional. La misericordia de Cristo precedió a nuestros errores; así nuestra misericordia debe preceder a los errores de los demás. Aquellos en el círculo de Cristo no tenían dudas de su amor; aquellos en nuestro círculos no deberían tener dudas de nuestro amor. ¿Qué significa tener un corazón como el suyo? Significa arrodillarse como lo hizo Jesús, tocando las partes mugrientas de las personas con las que tratamos y lavar sus crueldades con amabilidad. Max Lucado
• Llegar a ser como Cristo es lo único en todo el mundo que vale la pena cuidar, ante esto toda ambición del hombre es necedad y todo logro inferior a ello es en vano. Henry Drummond
• Ser cristiano es más que una conversión instantánea: es un proceso diario por el cual creces para ser más y más como Cristo. Billy Graham

Para debatir
¿De qué maneras fue testigo Jesús? ¿Cómo es él un ejemplo para nosotros? ¿En qué aspectos es difícil para nosotros ministrar como lo hizo Jesús? ¿Cuál es el verdadero problema que enfrentamos al ministrar a otros? ¿Cómo decimos la verdad en amor? ¿Cómo nos aseguramos de que nuestras acciones sean aún más importantes que nuestras palabras? ¿De qué manera el ministerio de Jesús muestra la verdad sobre Dios?

Resumen bíblico
En el sermón del monte, Jesús les dice a sus discípulos que son la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5:13, 14). Debemos ser como hijos de Dios y brillar como las estrellas (Fil. 2:15). Jesús elogió al escriba por su respuesta positiva, diciendo que no estaba lejos del reino de Dios (Marcos 12:34). Debemos hablar la verdad en amor (Ef. 4:15). Jesús pasaba el tiempo predicando, enseñando y sanando (Mateo 4: 23–25). Jesús cuenta la parábola de las ovejas y los cabritos para demostrar que son realmente las acciones las que cuentan (Mateo 25: 31–46). “Cuando veía las multitudes, Jesús sentía gran compasión por ellos, porque estaban atribulados y desamparados, como ovejas sin pastor.” Mateo 9:36 VBL.

Comentario
En el sermón del monte, en su vida y ministerio, Jesús ilustró y mostró a Dios. Sus palabras eran más que buenos dichos: eran palabras de vida. Jesús habló sobre el valor de las palabras, incluso las palabras de las Escrituras, cuando dijo: “Ustedes examinan las Escrituras porque piensan que a través de ellas obtendrán la vida eterna…Y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida” Juan 5:39, 40 VBL. El sermón del monte está lleno de “oisteis que fue dicho… mas yo os digo”. Su sistema
de valores es contrario al de este mundo, y Jesús deja en claro que todo tiene que cambiar. Muchas veces Jesús pone nuestras expectativas patas arriba. Al tratar de explicar el significado y los valores de su reino, usa historias que ponen la “sabiduría convencional” de cabeza. Desconcertantes, intrigantes, impactantes, sorprendentes, nunca rutinarias, siempre memorables, sus historias se destacan por su carácter muy inusual, y nos ayudan a ver y comprender la naturaleza real del mundo espiritual. Jesús nos reta a repensar lo que creemos que sabemos, y nos hace reconocer que nuestras suposiciones, especialmente sobre Dios y su forma de trabajar, por lo general están equivocadas. Jesús cuenta lo que me gusta llamar historias inversas: historias que son lo contrario de lo que esperaríamos, contadas quizás con ironía o humor, o con un tono dramático. Simple pero nunca simplista, radical pero nunca ridículo, cortante pero nunca personal. Jesús usó estas historias inversas para ayudar a las personas a ver dónde estaban y las llevaba de la mano hasta donde debían estar. Y, aunque nunca se ha descrito el tono de voz de Jesús, algunas de sus historias ciertamente se cuentan con una sonrisa o con un sentido irónico. Sin duda no nos equivocamos al decir que el ingrediente clave del humor esté en el resultado final inesperado e inusual de una cadena de acciones.
De modo que cuando Jesús contaba estas historias que invierten nuestras ideas y conceptos, tal vez deberíamos reconocer en primer lugar que a través de estas historias inusuales, se nos pide que busquemos no paralelos y alegorías, sino la idea central que a menudo confundimos. A esto le agrego mi creencia de que, aunque dicho con una intención profundamente seria, Jesús nos está pidiendo que nos ríamos de nosotros mismos y de nuestra necedad. En su maravillosa conversación junto al pozo con la mujer samaritana, así como con la mujer que fue sorprendida en adulterio, vemos no solo el testimonio de Jesús, sino también un intenso deseo de invitarlas a responder a esa demostración de Dios, a fin de que pudieran salvarse. Creo que se sintió decepcionado cuando los acusadores de la mujer adúltera se fueron, ¡porque él también quería salvarlos a ellos! No cabe ninguna duda del testimonio de Jesús
porque sus palabras conducen a la vida eterna… Todo esto nos lleva a la pregunta de cómo podemos ministrar como Jesús. Claramente somos diferentes a Jesús en muchos aspectos. Pero ciertamente podemos imitar sus actitudes y su cuidado por quienes lo rodean.

Comentarios de Elena de White
Cuando Cristo vino a predicar palabras de vida, el vulgo le oía con gozo y muchos, hasta de entre los sacerdotes y gobernantes, creyeron en él. Pero los principales de los sacerdotes y los jefes de la nación estaban resueltos a condenar y rechazar sus enseñanzas. A pesar de salir frustrados todos sus esfuerzos para encontrar en él motivos de acusación, a pesar de que no podían dejar de sentir la influencia del poder y sabiduría divinos que acompañaban sus palabras, se encastillaron en sus prejuicios y repudiaron la evidencia más clara del carácter mesiánico de Jesús, para no verse obligados a hacerse sus discípulos. Estos opositores de Jesús eran hombres a quienes el pueblo había aprendido desde la infancia a reverenciar y ante cuya autoridad estaba acostumbrado a someterse implícitamente. “¿Cómo es posible—se preguntaban—que nuestros gobernantes y nuestros sabios escribas no crean en Jesús? ¿Sería posible que hombres tan piadosos no le aceptaran si fuese el Cristo?” Y fue la influencia de estos maestros la que indujo a la nación judía a rechazar a su Redentor. {El Conflicto de los Siglos, p. 581} Las verdades prácticas que él [Jesús] pronunció, tenían un poder convincente y llamaban la atención de la gente. Multitudes se quedaban a su lado, maravillados por su sabiduría. Su actitud correspondía con las grandes verdades que proclamaba. No hubo disculpa, ni vacilación, ni una sombra de una duda o incertidumbre de que de lo que él declaraba pudiera significar otra cosa. Él hablaba de lo terrenal y lo celestial, de lo humano y lo divino, con autoridad positiva; y el pueblo “estaba asombrado de su doctrina; porque su palabra era con poder” {Review and Herald, 7 de febrero de 1888}

Preparado y escrito por © Jonathan Gallagher 2020
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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