Jonathan Gallagher Lección 7. “Castigo retributivo” (4T 2016—El libro de Job)

Castigo retributivo (4T 2016—El libro de Job)

Textos bíblicos: Job 8:1–22, Job 11:1–20, Isa. 40:12–14, Gén. 6:5–8, 2 Pedro 3:5–7.

Citas
• Pero los hombres a menudo confunden el asesinato y la venganza con la justicia. Robert Jordan
• Si vamos a ser bondadosos, que sea por pura generosidad, y no por temor a la culpa o al castigo. J.M. Coetzee
• La venganza, la represalia y la venganza son hermanos engañosos. Son demonios viles y seductores que prometen una compensación justa a las almas en pena por sus pérdidas. No obstante, lo que realmente hacen es dañar con astucia lo poco bueno que queda. Richelle E. Goodrich
• Todos sufrimos desgracias en manos de otros. No obstante, nuestras reacciones a estas injusticias pueden cambiar de la noche a la mañana. Muchos procuran castigar al mundo por su sufrimiento, pero otros trabajan para salvar al mundo del mismo sufrimiento que ellos han experimentado. Richelle E. Goodrich
• Si alguien es irresponsable con su propia vida, ya pagará las consecuencias por ello. Y no será por castigo divino sino porque así está establecido en la ley de la naturaleza. Pat Robertson
• La idea de la coacción sin dolor y sin amenazas es una ilusión. El miedo es el compañero inseparable de la coacción, y su consecuencia inevitable. Si cree que es su deber hacer que los niños hagan lo que usted quiere, quieran ellos o no, entonces se deduce inexorablemente que debe hacerlos sentir miedo de lo que va a pasar si no hacen lo que desea. Puede hacerlo a la manera antigua: abierta y declaradamente, con amenaza de duras palabras, violación de la libertad, o con castigo físico. O bien, puede hacerlo en la forma moderna, sutilmente, sin problemas, en silencio, mediante la retención de la aceptación y aprobación, de la que usted y otros han entrenado a los niños a depender; o haciéndoles sentir que algún castigo les espera en el futuro; un castigo demasiado vago para imaginarlo,
pero lo suficientemente implacable como para escapar de él. John Holt

Para debatir
¿De qué manera pueden las ideas de la retribución y la venganza tergiversar la verdad acerca de Dios? ¿Es posible que nuestras ideas humanas de retribución impongan conceptos falsos sobre la retribución divina? Si bien hay muchos ejemplos bíblicos de la intervención de Dios para poner fin a la maldad, ¿qué hay del concepto de la
consecuencia natural de que cosechamos lo que sembramos automáticamente? ¿Cómo podemos hablar de la retribución de Dios sin hacerlo ver como un ser vengativo y punitivo?

Resumen bíblico
En Job 8 habla Bildad, de quien al final Dios dice: “no ha dicho de mí lo que es correcto,” por lo que su tesis con respecto al castigo retributivo no puede considerarse como válida. La tesis de Bildad se resume en Job 8:20 FBV: “Dios no rechaza a alguien que es inocente, y él no soporta a los culpables.” Zofar dice lo mismo en Job 11: “Pero si
le entregas tu corazón y hacia él extiendes las manos, si te apartas del pecado que has cometido y en tu morada no das cabida al mal, entonces podrás llevar la frente en alto y mantenerte firme y libre de temor.” Job 11:13 -15 FBV. Mientras tanto, Isaías 40: 12-14 aparentemente se hace eco de las palabras de Zofar en Job 11: 7, diciendo que el
conocimiento superior de Dios no da base para malinterpretarlo. Génesis 6: 5-8 es el comienzo del relato del diluvio, lo que demuestra que Dios realmente interviene para detener la maldad, algo que muchos optan por olvidar (2 Ped. 3: 5-7).

Comentario
Nuestros sistemas teológicos a menudo están impregnados con todos estos conceptos “judiciales” que una vez ya llevaron a muchos a rechazar a Jesús. Pensamos que Dios necesita apaciguamiento y que nuestra relación con él está basada en un contrato legal, por lo tanto la norma es más importante que el entendimiento. El peligro no está en que tenemos una conciencia incompleta e imperfecta de la verdad, y especialmente de la salvación, sino que tratamos de convertir nuestros conceptos incorrectos y defectuosos en la definición de la verdad. Los falsos conceptos acerca de Dios, su carácter y su naturaleza, así como la manera en que nos salva, condujo a los sistematizadores religiosos a matar al mismo Jesús. El riesgo está en que nosotros mismos podemos caer en el error de hacer lo mismo. Y hacer el mal en el nombre de Dios es la más grande blasfemia. Reducir la maravillosa oferta de salvación de Dios a un conjunto de conceptos mecánicos; convertir una relación de amor en un contrato legal; transformar la verdad en
error. Todo esto es fácil de hacer y con ello podríamos establecer un sistema basado en conceptos humanos de apaciguamiento, satisfacción, castigos, pagos, retribución, penas, justificación y reparación.
Los que rechazan el sistema de “satisfacción legal” a menudo son considerados como herejes, y son expulsados porque la “verdad” está de parte del sistema, y están tan “justificados” como Shylock y su anhelo por recibir su libra de carne.1 Toda esta preocupación con la “justicia” sistematizada y legalizada, llevo a Jesús a morir en una cruz, porque era “mejor” que un hombre muriera, antes de poner en riesgo todo un sistema. El odio demoniaco de los escribas y fariseos que los condijo a conspirar para matar a Jesús surgió a partir de sus errados conceptos de Dios y sus métodos de salvación. ¿Podría ser que nosotros hoy día compartimos algunos de estos sentimientos y propósitos por culpa de nuestras propias ideas erradas sobre Dios y la salvación? 1 Nota del Traductor: Shylock es un personaje central en la obra de Shakespeare El mercader de Venecia, el cual hizo la famosa demanda de “una libra de carne” que debía serle entregada por el propio Antonio, –el personaje al que se refiere el título de la obra–, en el caso en que éste no cumpliera con los términos de la devolución de un préstamo. Shylock es retratado como el estereotipo antisemita de un avaro prestamista judío.
La gracia de Dios debe traernos gracia y aceptación. No hostilidad, rabia ni conspiraciones. Si nuestro sistema religioso nos lleva a discutir con nuestros hermanos, a usar la intriga y el engaño para hacerle daño a aquellos con quienes hemos estado en descuerdo, y a pensar que el fin justifica los medios, entonces necesitamos pensar de
nuevo.

Comentarios de Elena de White
Dios… No es vengativo. No quiere castigar, sino redimir. {Hijos e Hijas de Dios, p. 307} Pero todavía otro elemento de amargura le fue añadido a su copa: Sus amigos, viendo aquella adversidad como el castigo por sus pecados, oprimían su espíritu con acusaciones de malos actos… {Hijos de Hijas de Dios, p. 97} Solamente se puede apreciar aquello con que se tiene afinidad. No podemos conocer a Dios a menos que aceptemos en nuestra propia vida el principio del amor desinteresado, que es el principio fundamental de su carácter. El corazón engañado por
Satanás considera a Dios como un tirano implacable; las inclinaciones egoístas de la humanidad, y aun las de Satanás mismo, se atribuyen al Creador amante. {El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 25 Los que representan a Dios el Padre como un ser sin amor, listo para hacer estallar su ira sobre sus criaturas pecadoras, no hablan con la verdad. {ST, Diciembre 23 de 1897}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2016
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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