Lección 5. Milagros alrededor del lago(3T 2024 El Libro de Marcos)
Textos bíblicos:Marcos 4:35–41, Salmos 104:1–9, Marcos 5:1–43, Núm. 27:17.
Citas
• El apaciguamiento de una furiosa tormenta encaja con otros relatos en los que el poder de Jesús se manifiesta contra fuerzas impresionantes, incluso míticas: mares embravecidos, hordas de demonios y la propia muerte. En el Génesis se describe el confinamiento del propio mar como un aspecto del poder y el privilegio divinos. No es casualidad que los siguientes relatos de Jesús incluyan otros casos de lucha contra fuerzas más poderosas que lo que se ha visto hasta ahora. Austin Cline
• En cuanto tengas sanación, sal y sana a otra persona.Maya Angelou
• Cristo es el Buen Médico. No hay enfermedad que Él no pueda sanar; no hay pecado que Él no pueda quitar; no hay problema que Él no pueda ayudar. Él es el Bálsamo de Galaad, el Gran Médico que nunca ha fallado en sanar todas las enfermedades espirituales de cada alma que ha venido a Él en fe y oración. James H. Aughey
• El deseo de sanar siempre ha constituido el 50% de la sanidad. Lucius Annaeus Seneca
• Parte del proceso de curación es compartir con otras personas que se preocupan por ti. Jerry Cantrell
• Por otra parte, la capacidad de curar concuerda con otro dato de la misión de Jesús: Tenía seguidores populares, lo que ayuda a explicar esta capacidad. Paula Fredriksen
Para debatir
¿Qué hay de significativo en que Jesús calmara la tempestad y en sus comentarios a los discípulos? ¿Qué hay de la curación del endemoniado y de los pobres cerdos? ¿Por qué llamó Jesús la atención sobre la mujer que se curó al tocarle? La hija de Jairo resucita de entre los muertos-pero Jesús dice: “no hay publicidad”. ¿Por qué? ¿Por qué Marcos eligió estas historias en particular?
Resumen bíblico
Marcos 4:35-41 es la historia de Jesús calmando tanto la tormenta como a sus discípulos. Salmos 104:1-9 describe el poder creador de Dios. Marcos 5:1-43 incluye la curación del hombre poseído por el demonio, la curación de la mujer enferma de hemorragia y la resurrección de la hija de Jairo. Núm. 27:17 hace referencia al hombre que viene a decir al pueblo “qué hacer y mostrarles adónde ir, para que el pueblo del Señor no sea como ovejas sin pastor.”
Comentario
Cuando Jesús calma la tormenta en el mar, sigue revelando a Dios cuando dice: “¡No tengáis miedo!”. No se trata de un milagro de poder para imponer la fe, sino de una invitación a ser amigos de lo divino. A continuación, formula dos preguntas que siguen siendo pertinentes hoy en día: “¿Por qué tienes tanto miedo? ¿No has aprendido a confiar en mí?”. (4:40) Del mismo modo, en su trato con el endemoniado, su deseo es curar y calmar en lugar de crear conflicto. Una vez más Marcos registra la admisión de la divinidad de Jesús por parte de los demonios. No tienen ninguna duda y creen, aunque, por supuesto, su creencia no conduce al
arrepentimiento…
Esta historia muestra el poder de Dios para transformar totalmente las vidas. Una vez curado, el antiguo endemoniado quiso vivir su experiencia. Pidió ir con Jesús, pero Jesús le dijo que fuera a dar testimonio a su pueblo. Lo hizo con gran eficacia, pues su propia vida era su mensaje. El endemoniado se cura. Los cerdos se ahogan. En lugar de alegrarse, la gente quiere que Jesús se vaya. Lo ven como una amenaza para su modo de vida, para sus medios de obtener beneficios. En su reacción vemos el camino del mundo. Jesús está bien mientras no afecte a sus
vidas de ninguna manera. Jesús respeta su decisión, se marcha y vuelve al otro lado de la frontera.
Luego viene uno de los pocos casos de milagro de resurrección: la resurrección de la hija de Jairo. Es importante considerar por qué se dice que Jesús sólo realizó tres milagros de resurrección. ¿Por qué? ¿Será porque los traía de nuevo a este triste mundo? Y para aquellos que piensan que Jesús hizo los milagros sólo para probar algo, recuerden que les dijo a los involucrados que no dijeran nada al respecto. “Les dio instrucciones estrictas de que nadie lo supiera…” (5:43). No hacía nada de esto para aparentar, para impresionar a los demás con sus habilidades. ¿Qué nos dice esto sobre Dios? Ver a Dios en la vida de Jesús es esencial al considerar estos milagros.
La mujer curada de su enfermedad de hemorragia es intrigante. Ni siquiera acude a Jesús. Intenta conseguir lo que quiere subrepticiamente. Está convencida de que, con sólo tocarle, quedará curada. Considera esto por un minuto. Jesús estaba siendo empujado por mucha gente en ese momento. ¿Significaba eso que todos los que lo tocaron en ese momento fueron sanados de cualquier enfermedad que tuvieran? No. Sólo la mujer.
Porque ella estaba segura de su convicción, de su confianza en Jesús. Y Jesús percibe “que el poder había salido de él”, y se da la vuelta para preguntar quién le había tocado. Se descubre y viene arrodillada ante Jesús. Jesús le dice: “Tu confianza en mí te ha curado”. La palabra “curado” es sozo, que también es la palabra traducida “salvado”. Aquí vemos la estrecha combinación de salvación y la curación. Esto es lo que Jesús quería mostrar. La salvación no tiene nada que ver con nuestra situación legal ante Dios, aunque sí somos rebeldes. Jesús no vino a arreglar eso, sino a sanarnos de nuestra enfermedad mortal del pecado, a devolvernos la imagen de Dios con la que fuimos creados. Sin embargo, muchos sólo querían la curación física, y no veían la necesidad desesperada de la curación espiritual.
En estos milagros de curación en torno al lago vemos la verdadera naturaleza de Dios revelada en Jesús. Ya sea calmando la tempestad, curando al endemoniado, a la mujer enferma o resucitando a la hija de Jairo, vemos el amor, la compasión y el cuidado del Dios que viene a curarnos a todos… Lo trágico es que, aunque “han visto estos milagros, me han odiado a mí y a mi Padre”. Juan 15:23, 24 NVI. Los milagros no son suficientes cuando las mentes se oponen tanto a la verdad.
Comentarios de Elena de White
Durante su ministerio, Jesús dedicó más tiempo a curar a los enfermos que a predicar. Sus milagros atestiguaban la verdad de sus palabras, que no había venido a destruir, sino a salvar. Dondequiera que iba, le precedían las nuevas de su misericordia. Por donde había pasado, los objetos de su compasión se regocijaban en la salud y ponían a prueba sus nuevos poderes. Multitudes se reunían a su alrededor para oír de sus labios las obras que el Señor había realizado. Su voz era el primer sonido que muchos habían oído, su nombre la primera palabra que habían pronunciado, su rostro el primero que habían contemplado. ¿Por qué no habrían de amar a Jesús y entonar sus alabanzas? A su paso por los pueblos y ciudades era como una corriente vital, que difundía vida y alegría. {A Callto Stand Apart,p. 59-60} ¿Acaso esta evidencia de que Cristo era el Hijo de Dios hizo que los escribas y fariseos creyeran en Él? No; esta demostración de misericordia y restauración maravillosa sólo los exasperó. No era evidencia de que Él era el gran Maestro enviado de Dios que ellos querían, sino de que Él era un engañador. Una y otra vez le seguían la pista, para ver y oír sus palabras y obras. Sus corazones no estaban abiertos a la convicción. Estaban llenos de odio intenso, de amargo prejuicio, y siempre buscaban alguna ocasión para descargar su amargura e ira contra Él. “Y aconteció que, estando Jesús sentado a la mesa en casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores vinieron y se sentaron con él y con sus discípulos. Al verlo los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia tendré, y no sacrificio; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” [Mateo 9:10-13].{ManuscriptReleases, Vol. 16, p. 90-1}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2024
Traducción: Shelly Barrios De Avila
