Jonathan Gallagher Lección 12. “¿Qué han visto en tu casa?” 2do Trimestre del 2019

Leccion 12. ¿Que han visto en tu casa? (2T 2019—Las etapas familiares)

Textos bíblicos: Isa. 38; 39; 58:6, 7, 10-12; 1 Cor. 7:12-15; Heb. 6:12; 13:7; 1 Ped. 2:9, 3:1,
2; 3 Juan 1:11.

Citas
● En nuestra actuación, revelamos la clase de personas que somos. Ovid
● ¿Acaso no sabes que llega una hora a la medianoche cuando cada uno tiene que quitarse la máscara? ¿Crees que la vida siempre dejará que burlen de ella? ¿Crees que puedes escabullirte un poco antes de la medianoche para evitar este momento? ¿O no estás aterrorizado de ello? He visto a hombres en la vida real que engañaron a otros por tanto tiempo que, al final, su verdadera naturaleza no pudo revelarse… En cada hombre hay algo que, en cierta medida, le impide volverse perfectamente transparente para sí mismo; y esto puede ocurrir a tal punto que puede desarrollar inexplicablemente relaciones de vida que se extienden mucho más allá de sí mismo, al punto de no poder revelarse. Pero el que no puede revelarse a sí mismo no puede amar, y el que no puede amar es el hombre más infeliz de todos.

Para debatir
¿Cómo revelamos a Dios ante quienes nos rodean? ¿Qué ve la gente cuando nos mira a nosotros y a nuestras vidas? ¿Cuál es la línea entre la demostración y la presunción? ¿En qué momento el testimonio se convierte en orgullo? ¿Cómo puede un cónyuge “santificar” al otro cónyuge no creyente? ¿Cuál es el punto de Pedro sobre las esposas? ¿Cuál es la mejor representación de nuestras creencias?

Resumen bíblico
¿Qué había de malo en las acciones de Ezequías? ¿No estaba orgulloso de las bendiciones de Dios y de la oportunidad de mostrar estas bendiciones a estos visitantes paganos? Notemos lo fácil que es justificar nuestras acciones y racionalizar lo que hacemos, especialmente en la privacidad de nuestros propios hogares. De hecho, muchos de los textos de la lección de esta semana están abiertos a muchas interpretaciones erróneas: ¿cómo puede un cónyuge santificar al otro? ¿Cómo tener un padre cristiano evita que los niños sean inmundos? ¿De qué tipo de sumisión estamos hablando cuando le decimos a las esposas que deben permanecer con sus esposos incrédulos etc.?
El mensaje principal aquí es la demostración práctica de la fe. ¿Qué ven los demás en nosotros? Especialmente, el universo entero que nos mira. Ese es el punto que debemos examinar a través de estas diferentes situaciones e historias. Ezequías fue criticado por Isaías porque después de que recibió una “extensión de vida” debería haber sido muy humilde y agradecido, y sin embargo, parece que se estaba “mostrando a sí mismo” ante sus visitantes babilónicos. A menudo esta es una trampa en la que es fácil caer: tomar el crédito, olvidarnos de reconocer a Dios, aceptar la alabanza y la fama sin dirigirla de regreso a Dios.
Humildad es una palabra que rara vez se escucha en estos días. En cambio, se habla mucho de hacer lo que sabes hacer, de lograr nuestros propios sueño, de lograr el éxito personal. Lo extraño es que, tan pronto como nos tomamos la fama en serio, se nos sube a la cabeza y cambiamos. Orgullo significa estar absortos con nosotros mismos y con nuestras propias necesidades/posición. Por eso es tan difícil para Dios superar estas situaciones, y él a menudo tiene que usar remedios desesperados. La confrontación de Isaías con Ezequías requirió coraje, y Ezequías al menos estuvo dispuesto a aceptar la culpa. Pero su último comentario refleja un interés propio permanente, cuando le dice a Isaías que el mensaje del Señor es bueno, porque el desastre que se avecina no lo afectará. La lección del jueves sugiere que nuestros hogares y nuestras familias deben ser “Centros para la Amabilidad Contagiosa.” Ese es un buen título, pero ¿cómo lo hacemos más que eso? Poner en práctica el ejemplo de Jesús que fue amistoso con cada uno de los miembros de su sociedad, especialmente los humildes y los marginados, asume un serio compromiso de representar correctamente al Dios que conocemos y amamos.

Comentario
Los discípulos tenían un problema. Si se enfrentaban a Dios, caían como hombres muertos, como lo hicieron Pedro, Santiago y Juan en la Transfiguración. Abrumados y aterrorizados, no estaban en condiciones de hacer preguntas. Luego hablaron con Jesús. Ellos lo conocían. Creían que era especial, después de todo, pues habían visto suficientes milagros sorprendentes. Se dieron cuenta de su divinidad. Pedro lo había llamado el Cristo de Dios. Le habían oído hablar del Padre y de su misión de revelar a Dios al mundo. Pero no fue suficiente. Querían al verdadero Dios, no solo a este
Jesús de aspecto muy humano, que caminaba, hablaba, comía y dormía igual que ellos. Cuando Jesús comenzó su ministerio, dos de los discípulos de Juan se acercaron a él y le preguntaron dónde se alojaba. En palabras que significaron mucho más de lo que podrían haber anticipado, Jesús simplemente dice: “Vengan y vean” (Juan 1:39). Lo hicieron. Así que todos los que realmente quieran saber la verdad, deben encontrar respuestas a sus preguntas. ¿Quién fue este Jesús? Cuando la gente comenzó a seguirlo, ¿qué vieron? Vieron que el espíritu descendía sobre él como una paloma cuando Juan lo bautizó, y su rostro brillaba de gloria. Sin embargo, aquí estaba, un hombre campesino entre los hombres, que a pesar de sus palabras y acciones, no se ajustaba a su imagen del Mesías real. Algunos estaban convencidos. Andrés fue a buscar a su hermano, Simón Pedro, y anunció: “hemos encontrado al Mesías … el Cristo”. Juan también estaba seguro: “Hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo, que vino del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1:41; 14)
Sobre todo a través de sus respuestas, y la forma en que vivió su vida, Jesús da la respuesta más completa de Dios. Jesús revela a Dios, y cuando comenzamos a entender esta verdad fundamental, también comenzamos a reflejar esta verdad al mundo.

Comentarios de Elena de White
El Dios de la providencia aún camina junto a nosotros, aunque sus pisadas no se ven, aunque sus obras directas y positivas no se reconocen ni entienden. El mundo en su sabiduría humana no conoce a Dios. El Señor decidió que por medio del ser humano su gloria, no la gloria de los hombres, sería manifestada. Es su luz la que brilla a través de sus instrumentos.
La providencia y la revelación obran en armonía divina, revelando a Dios como el primero, el último y el mejor en todo {Reflejemos a Jesús, p. 190} El Señor Jesús toma a las personas que sabe que se dejarán moldear y las emplea para dar gloria a su nombre, para que satisfagan su propia concepción espiritual. Emplea material que otros desecharían y trabaja con todos los que permiten que lo haga. Una puerta se abre en el cielo accionada por medios muy sencillo, y Dios usa la sencillez del agente humano para revelarse a los hombres. {Testimonios para la Iglesia, p. 443}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2019
Traducción: Shelly Barrios De Ávila.

Radio Adventista
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