Esta semana se examinó la naturaleza de la ley, para que podamos entender mejor cómo se relaciona con el pacto de Dios. Las preguntas exploradas en este estudiofueron….
¿Por qué Dios eligió a Israel para ser un pueblo especial? (Domingo)
¿Cómo acercó la Ley a Dios a su pueblo? (lunes)
¿Dónde encaja la Ley en relación con el pacto? (Martes)
¿Qué permanencia tiene la Ley dentro de la alianza? (Miércoles)
¿Qué ocurre si no cumplimos la Ley, y por qué? (Jueves)
Hemos visto que las promesas del pacto en el Monte Sinaí fueron especialmente significativas para los hebreos, ya que dejaron atrás una larga y cruel esclavitud en Egipto. La voluntad de Dios para ellos estaba amorosamente delineada en todos los estatutos y ordenanzas dados a Moisés. Si seguían el testimonio de su ley, continuarían a salvo de sus enemigos.
Texto de memoria: “Sepan, pues, que el Señor su Dios es Dios; él es el Dios fiel, que mantiene el pacto de amor hasta mil generaciones de los que lo aman y guardan sus mandamientos”. Deuteronomio 7:9 NVI
A menudo pensamos en nuestra necesidad de ser fieles a Dios, pero vemos en este versículo que Dios también es fiel. Él es fiel al cumplir sus promesas a nosotros, así como espera que seamos fieles al cumplir su voluntad, expresada en su Ley.
Fíjate también en este versículo que se llama “pacto de amor”. Dios nos dio el pacto por amor. Pero también se menciona el amor, en nuestra respuesta a Dios. Primero lo amamos, y luego guardamos sus mandamientos. La obediencia es una expresión de vital importancia de nuestro amor a un Dios amoroso.
La mayoría recordará en el Salmo 23 cómo Dios nos guía “por las sendas de la justicia”, pero ¿dónde están exactamente esas sendas y a dónde conducen? El Salmo 119:35 revela que los mandamientos de Dios son la “senda de la justicia”, y el camino más seguro que podemos seguir. Su Ley, cuando está motivada por el amor, nos guiará hacia el tipo de justicia que refleja más plenamente a nuestro amoroso Padre.
