Las historias de la Biblia nos ayudan a entender cómo Jesús no sólo es el Maestro, sino también nuestro Amigo y Mentor. Él alienta el compromiso personal y está dispuesto a llegar a donde estamos en nuestro viaje espiritual.
Si hay algo que nos une como humanos, es nuestro constante fracaso para vivir con los estándares que sabemos que son verdaderos y justos. Esta falta de habilidad para alcanzar nuestras metas personales, si se reconoce, puede llevarnos a Jesús, a quien muchos han encontrado para suplir sus anhelos espirituales de perfección.
La vida perfecta, humilde y obediente de Jesús mientras está en la tierra nos proporciona el mejor ejemplo de cómo llegar a ser nuestro mejor yo. Él no sólo nos guía, sino que anhela caminar a nuestro lado. Esto nos ayuda a verlo, no sólo como un maestro, sino como un mentor, interesado en todo lo que sucede en nuestra vida, sin importar el lío que hayamos hecho.
Verso de la memoria: “Entonces Jesús le dijo: ‘Vete, tu fe te ha salvado’. Y al instante recibió la vista y siguió a Jesús por el camino.” Marcos 10:52 LBLA
Jesús parecía tener las palabras justas para decir a aquellos que buscaban la paz y la liberación. A veces seguían su consejo, y otras veces no. Nuestra libertad de elección nunca se pone en peligro cuando ponemos nuestras vidas al cuidado de Dios. Él reconoce la fe en nosotros, y, con nuestro permiso, nos mostrará cómo hacer crecer esa fe.