“Tenemos que educar y entrenar la mente para poseer fe inteligente, compañerismo inteligente con Jesús. Practicar la intimidad constante entre Dios y el alma, nunca apartarnos de Él ni caminar lejos de El. No debemos dejar que nuestro amor por el Redentor sea penetrado por la frialdad. Si tenemos comunión con Él, siempre debemos poner al Señor delante de nosotros, y tratarlo como un amigo a quien honramos, dándole el primer lugar en nuestros afectos. Vamos a hablar de sus incomparables encantos, cultivar incesantemente el deseo de conocer a Jesucristo. Entonces su Espíritu ejercerá el control y el poder sobre la vida y nuestro carácter. … Si alguna vez hubo tiempo en que los hombres que necesitaban la presencia de Cristo a su lado, ese tiempo es el actual. … Necesitamos el Capitán de nuestra salvación siempre a nuestro lado”

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