No siempre lo que creemos que es correcto. O, son casi siempre mal. Tenemos que estar permanentemente conectados a Dios, porque Él nunca se equivoca, y tenemos que prestar atención a lo que Él quiere, ya que esto es positivo para nosotros y para los demás. Hacer la voluntad de Dios, nunca errar.
Hay un principio que funciona en todas las decisiones tomadas: es el principio de “causa y efecto”, es decir, si sembramos bondad, cosecharemos bondad, pero si sembramos mal, cosecharemos el mal.
