Cristo aparece en cada capítulo del libro de Daniel. En las apariciones más importantes aparece como el protagonista, la figura sobrenatural superior a todo. Por ejemplo, en el capítulo 2, la estatua del sueño de Nabucodonosor, aparece como una piedra desde el espacio por sí mismo, lo que significa que nadie la había arrojado, destruyendo la estatua completa, convirtiéndose en un reino eterno. El libro culmina con Jesucristo (Cristo significa Mesías) que viene para salvar a su pueblo. Pero él pasó como un cordero manso y humilde, siendo sacrificado por los pecadores.
En el capítulo dos de Daniel vemos la lucha sin gloria de Satanás, porque él definitivamente no puede establecer un reino para sí mismo. Sus seguidores no son disciplinados, luchan entre ellos, y una fuerza conquista a otra, y así los imperios y reinos de Satanás se suceden. Ya la piedra que vino del Cielo, que representa el Reino de DIOS, se expandió por toda la tierra y se convirtió en un reino definitivo que nunca pasaría a otro reino. Así, las profecías de Daniel retratan a Jesucristo y su reino de amor eterno, donde viviremos para siempre.