Vamos a hablar en la lección de esta semana sobre el ministerio de Pedro. Este estudio está basado en Hechos 9:31 hasta el 12:25.
Abordaremos dos temas:
1. La relación de judíos y gentiles.
2. La conversión de Cornelio.
I. LA RELACIÓN DE JUDÍOS Y GENTILES
Los judíos dividían a la humanidad en dos grupos:
Ellos mismos y los gentiles.
En el tiempo de Jesús los judíos habían desarrollado una actitud dura y discriminatoria hacia los extranjeros.
El término “gentil” proviene de una palaba latina que significaba: “naciones/ extranjeros/paganos.
Ocurre que después del Éxodo, El pueblo de Israel llegó a ser consciente de su característica de ser diferente de las otras naciones.
Esta conciencia había de guiar las relaciones de los israelitas con otros pueblos (Éxo. 34:10; Deut. 15:6).
Los Israelitas debían permanecer consagrados a Dios y evitar las “contaminaciones” con los pueblos que los rodeaban (Éxo. 34:12-16)
Esto condujo al desarrollo de un concepto conocido como “contaminación por asociación”.
De acuerdo con esta creencia, si algo “limpio” tocaba algo inmundo se contaminaba.
Por ejemplo, los judíos no entrarían en la casa de un gentil; mucho menos comerían con él, porque esto los volvería ritualmente impuros durante siete
días (Núm. 19:11, 14).
Un ejemplo interesante ocurrió con los dirigentes judíos que se negaron a entrar en la residencia de Pilato durante el juicio de Jesús (Juan 18:28).
No obstante, cualquier gentil podía convertirse al judaísmo y llegar a ser un prosélito.
Y para ello tenían que cumplir tres requisitos:
1. La circuncisión,
2. El bautismo (para propósitos de purificación)
3. Y un sacrificio animal.
Todo esto estamos hablando para entender mejor lo que ocurrió con la visión de Pedro.
II. LA CONVERSIÓN DE CORNELIO
Hasta la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., muchas personas se convirtieron al judaísmo.
La razón era la insatisfacción con las religiones paganas.
Particularmente, las mujeres eran atraídas por las elevadas normas éticas y la creencia en la vida futura.
Y muchos de ellos fueron llamados por Lucas como hombre y mujeres que temían a Dios (Hech. 13:16, 26; 16:14)
Cornelio era uno de ellos (Hech. 10:2, 22) vivía en Cesarea que era el centro de la administración romana en Judea,
Hechos 10: 2 menciona que Cornelio y su casa veneraban a Dios, y era él era conocido por su piedad práctica.
Hechos 10:5-8 cuenta que un ángel le indicó a Cornelio que enviara mensajeros a Jope, para invitar a Pedro a su casa (Hecho 10:5-8).
Mientras los mensajeros se acercaban a Jope, Pedro recibió una visión.
Y en esa visión vio una sábana grande que descendía del cielo llena de animales limpios e inmundos, seguido por una voz que le ordenaba matar y comer. (Hech. 10:11,12).
¿Cual fue la reacción de Pedro?
Él se reusó a obedecer la orden, y explicó que nunca había comido algo “común” (kóinos) o “impuro” (akáthartos) (Hech. 10:14)
La voz le contestó: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común (koinóō) (Hech. 10:15. El uso de koinós/o comun, como aparece en la visión, tiene que ver con el concepto rabínico de contaminación por asociación.
Lo que perturbaba al apóstol no era la idea de consumir alimentos impuros sino, más bien, el escándalo de comer alimentos limpios que supuestamente se habían contaminado por el contacto con los alimentos impuros.
Por eso es que en Hechos 10:28, Pedro reacciona y dice:
“Vosotros sabéis que es contra la Ley que un judío se asocie con un extranjero o lo visite”
Y luego concluye:
“Pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre llame profano o impuro”
Así, Dios le mostró que lo que realmente contamina al ser humano es el pecado.
Y para eso vino Dios, para limpiarnos de toda contaminación de pecado.
Esta historia concluye con el derramamiento del Espíritu Santo de la misma forma que ocurrió en el pentecostés. (Hech. 10:36-43),
Una aplicación apenas, Uds. pueden encontrar muchas más:
Cornelio fue considerado como alguien que era piadoso y temeroso de Dios, es quiere decir que el Espíritu del Señor ya estaba trabajando en su corazón aun antes de su encuentro con Pedro.
El mismo Espíritu sigue trabajando intensamente con mucha gente.
Y muchos de ellos están esperando por algún “Pedro” que acuda a ellos y les enseñe la palabra de Dios.