Quedamos convencidos con el estudio de la historia de Noé que Dios tiene un plan para cada una de nuestras vidas. Sus instrucciones meticulosas y detalladas sobre cómo la familia de Noé podría sobrevivir al Diluvio indican que nuestra cuidadosa atención a Sus planes también merece consideración.
La historia de la Torre de Babel es un claro ejemplo de lo que sucede cuando no seguimos el plan de Dios. Las cosas pueden desmoronarse profundamente cuando tontamente nos desviamos de la voluntad de Dios e intentamos hacer cambios por nuestra cuenta.
Cualquier línea de acción que se centre demasiado en uno mismo está sujeta al fracaso. Una cosa es esforzarse por ser COMO Dios –después de todo, fuimos hechos a Su imagen y diseñados para estar cerca de Él– y otra cosa es SER Dios, tomar Su lugar, que es lo que intentaron hacer los constructores de Babel. .
Sin embargo, lo que siempre es sorprendente es la forma en que Dios interviene repetidamente para corregir nuestros errores. Su misericordia lo atrae hacia nosotros, especialmente cuando deseamos su participación y nos tomamos un momento para reconsiderar nuestras elecciones egoístas. Pero aún podemos sufrir las consecuencias, tal como les sucedió a ellos cuando su lenguaje se vio tan afectado que tuvieron que separarse unos de otros y comenzar de nuevo sus vidas en otra parte del mundo.
Afortunadamente, para aquellos que desean Su ayuda, Dios está allí, ayudándonos con nuestros nuevos comienzos… cuando estamos dispuestos a ir a donde Él quiere que vayamos.