Elena G. de White expresó lo siguiente: “Nuestra obra por Cristo debe comenzar con la familia, en el hogar, No hay campo misionero más importante que este” (Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 428-429) Sean bienvenidos al bosquejo de la lección de la Escuela Sabática, estamos en la lección 12, que tiene como titulo: Qué han visto en tu casa? Vamos a abordar tres asuntos: La familia y el discipulado. La familia un lugar para compartir alegría. La familia un centro de amistad. La Familia y el discipulado Cuando alguien llega de visita a tu casa, como ocurrió con los emisarios de Babilonia que visitaron al rey Ezequías, y después que se fueron el profeta Isaías le hizo una pregunta importante: “¿Qué han visto en tu casa?” ¿qué respuesta darías?” Algunas ideas concretas sobre cómo hacer discípulos en el hogar: Hacemos discípulos no lar por medio del ejemplo. El ejemplo es una poderosa influencia para el bien. Los valores deben ser expresados en la vida de los padres, no sólo en palabras si no en hechos concretos. Por medio de la diligencia, abnegación y sacrificio. “Hay que educar a los niños a preocuparse por el sufrimientos de los pobres y angustiados. Debe ensenárseles a los hijos a ser diligentes en la obra misionera; y desde los primeros años debe inculcárseles la abnegación y el sacrificio en favor del bienestar ajeno y del progreso de la causa de Cristo” Hacemos discípulos en el hogar, cultivando acciones de amor y bondad. Todos los miembros de la familia deben tener claro que el hogar es el campo misionero más importante del mundo. No es necesario que la gente vea una familia perfecta: apenas una familia auténtica en la que el amor, la bondad perfumen toda la unidad familiar. En Deuteronomio 6:4-9 encontramos tres pasos que los padres deben seguir al transmitir la fe a los hijos: En primer lugar, ame al Señor. El amor de Jesús debe ser experimentado por los padres antes de ser transmitido a sus hijos. Estudie su Palabra y dedíquese a ella. Comience entonces a enseñar la Palabra a sus hijos. La familia familiar un lugar para compartir alegría. La familia y los amigos brindan una inmensa alegría y significado a nuestra vida y nos otorgan momentos memorables y dulces. Los sábados, los cumpleaños, las vacaciones, en fin, todos son momentos que profundizan la amistad y crean nuevas alegrías. Pablo en su epístola a Filemón manifestó su alegría por estos Buenos momentos: «Hermano, tu amor me ha alegrado y animado mucho porque has reconfortado el corazón de los santos» (Fil. 1: 7) A sus amigos en Filipos, les escribió estas palabras: «Cada vez que me acuerdo de ustedes doy gracias a mi Dios; y cuando oro, siempre pido con alegría por todos ustedes» (Fil. 1: 3-4 ) Familia, un centro de amistad contagiosa. En un mundo frío y solitario, un toque de amor, un corazón abierto o un hogar acogedor puede ser un oasis de felicidad celestial. Dios nos pide que seamos generosos con lo que hemos recibido y que seamos hospitalarios con los demás (Mat. 10: 8) Naturalmente, la socialización y la hospitalidad son mucho más fáciles para los extrovertidos que para los introvertidos. Sin embargo, los introvertidos pueden ser excelentes oyentes y pueden ser una bendición para alguien que necesite a alguien que lo escuche. Dios creó a cada uno de nosotros con personalidades y temperamentos únicos, y con la capacidad de tocar otras vidas de manera positiva. Aplica: Piensa en cómo influye tu vida, en todos aquellos que entran en contacto contigo, o como influye tu hogar en todos aquellos que llegan de visita a tu casa? Mediante una hospitalidad generosa podemos alcanzar corazones que nunca alcanzaríamos de otra manera.
Bosquejo de la leccion 12 “¿Qué han visto en tu casa?” Sabado 22 de junio de 2019
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