Vemos cómo Jesús murió y fue sepultado en Marcos 15. Luego, Marcos 16 cuenta cómo resucitó de entre los muertos y fue visto por sus seguidores. Cualquiera que crea en la creación de la vida por parte de nuestro Dios Creador no debería tener problemas en creer que Dios puede resucitarnos de entre los muertos. Él es un Señor vivificante y perfectamente capaz de realizar tales milagros. Ésta es una de las razones por las que el sábado es tan importante. Nos recuerda el poder de nuestro Creador para crear y recrear vida.
La afirmación de que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús no funciona. Los líderes religiosos habían tomado medidas para evitar que tal cosa sucediera al hacer que Pilato pusiera guardia alrededor de la tumba. Además, hubo múltiples testigos que vieron a Jesús vivo. Si estos testigos supieran que era mentira, que en realidad no había sucedido, ¿arriesgarían más tarde sus vidas proclamando la historia de la resurrección?
Nos queda la pregunta que tenían las mujeres al llegar al sepulcro. ¿Quién había quitado la piedra? Sólo pudo haber sido un milagro de Dios.
