Josué 4 habla de un monumento que Dios les ordenó construir para ayudarles a recordar el milagroso cruce del Jordán al entrar en Canaán. Se le llamó una “señal”, similar al arco iris, a la sangre en los postes de las puertas e incluso al sábado.
Doce piedras para cada una de las doce tribus debían ser tomadas del lecho del río a medida que lo cruzaban, y convertidas en un monumento que haría que la gente de las generaciones posteriores preguntara sobre su significado, convirtiéndolo así en un signo “para siempre”.
La palabra hebrea “recordar” que se usa en relación con estos memoriales es un verbo que incluye más que solo recordar algo. Implica una acción tomada como resultado del recuerdo. Su beneficio continuo y completo vendría solo cuando su significado se internalizara y se hiciera fresco para la persona que escuchaba la historia.
Nosotros también necesitamos hacer nuestras las historias de la Biblia. Olvidar el significado original y el propósito de estas historias y memoriales conduce a rituales y tradiciones vacías que no enriquecen nuestra vida ni hacen crecer nuestra fe.
