La semana pasada vimos lo que significaba compartir a Jesús. Pero hay algo más que debemos incluir en nuestro testimonio. No sólo es importante nuestra propia historia de salvación, sino que hay otro mensaje que Dios quiere que compartamos con los demás, especialmente cuando nos acercamos a su Segunda Venida.
Compartir el evangelio debe hacerse incluyendo en la oración no sólo cómo hemos sido salvados, sino cómo el mundo entero será afectado cuando Jesús vuelva como el Rey de reyes. En Cristo, hemos sido justificados, santificados y un día seremos glorificados. Los tres pasos para la salvación son importantes. Asegurémonos de que nuestra historia de salvación se extienda hasta ese glorioso día en que los cuerpos mortales de los salvados se vistan de inmortalidad y sean glorificados.
Nuestro tiempo actual en la historia hace que la preparación para este gran Día de la Resurrección sea de suma importancia, mientras compartimos el mensaje del evangelio a un mundo moribundo.
Texto de la memoria: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: ‘Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a Aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas’. “Apocalipsis 14:6, 7 LBLA
Este mensaje del último día, entregado simbólicamente por un ángel del cielo, está diseñado para preparar al mundo para uno de los momentos más emocionantes del universo, cuando Jesús regrese para llevar a sus hijos a su hogar celestial (Juan 14:2, 3).