Aqui entre Nos. Lección 9 – Jesús, el sacrificio perfecto – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

Para entender la última parte de Hebreos 9, debemos estar realmente familiarizados con el simbolismo del santuario y sus ceremonias. Después de todo, el santuario representaba la administración y el carácter de Dios, siendo una copia del que está en el cielo (Hebreos 9:23).

Dado que el santuario era un lugar donde los pecados eran perdonados y luego transferidos a las habitaciones interiores del tabernáculo, el Día de la Expiación, una vez al año, era necesario para limpiar el santuario. En ese día, los deberes judiciales de Dios se revelaban haciendo que esos pecados fueran transferidos al chivo expiatorio, que representaba a Satanás.

La obra de Cristo no terminó con su sacrificio en la cruz, que hizo posible nuestro perdón. El sistema de dos fases de los servicios del templo nos informa de que hay más trabajo por hacer. La justicia de Dios también debe ser revelada. Debe ser visto como amoroso, pero también justo. El día del juicio, ilustrado por el Día de la Expiación, sirvió para ese propósito.

La limpieza del santuario celestial es necesaria para que el universo sepa que Dios es capaz de ocuparse del pecado y de Satanás. Satanás, el chivo expiatorio simbólico, tendrá que rendir cuentas por todos los pecados que ha cometido y que ha animado a otros a cometer. El costo de su rebelión será expuesto en su totalidad.

Los servicios del santuario terrenal funcionaban con el objetivo de mostrarnos el carácter de Dios, para que pudiéramos parecernos más a Él. La salvación era ilustrada simbólicamente por los sacrificios hechos diariamente para que nuestros pecados fueran perdonados.

Sin embargo, esos pecados perdonados, representados por la sangre que se derramaba y se llevaba al tabernáculo, no eran suficientes. Para una comprensión completa del plan de Dios para salvarnos, los servicios también incluían un Día de Expiación, o juicio, que era necesario para limpiar el santuario y deshacerse completamente de esos pecados.

El carácter de Dios consiste en dos rasgos que se mencionan repetidamente a lo largo de la Biblia: Su justicia y Su misericordia (Salmo 103:6-8). El sacrificio de Jesús en la cruz reveló su misericordia y su amor omnipotente incluso por los peores pecadores. Pero será en el Juicio Final, al final del milenio mencionado en el Apocalipsis, donde se mostrará la justicia de Dios y se apreciará eternamente.

Este juicio debe comenzar antes de que Cristo venga de nuevo, y por eso muchos creen que Jesús está realizando un juicio previo al Adviento en el santuario celestial. Esta obra debe realizarse para asegurar la salvación de los hijos de Dios y determinar el destino de los que no están a salvo (Apocalipsis 22:12).

Radio Adventista
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  • Muy interesante

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