Es cierto que esta es la misión de los siervos de Dios: hacer discípulos en todas partes del mundo, en cada nación. Enseñar a la gente a guardar todo lo que Jesús mismo enseñó a sus discípulos. Para esto necesitamos el poder de lo alto, el Espíritu Santo prometido. Para recibirlo, nosotros mismos primero debemos consagrarnos a Dios para que Su Espíritu nos transforme y nos conceda ser testigos fieles, para dar un buen ejemplo a la sociedad. Estas son dos cosas que debemos ser para presentar al mundo una religión intachable: apoyar a los necesitados de todo tipo y permanecer fieles a las enseñanzas de la Biblia, nuestro manual.
Aqui entre Nos. Lección 9 – “El servicio en la iglesia del Nuevo Testamento” – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.
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