Dios vino a Abraham al menos tres veces con diferentes características de su pacto en los capítulos 12, 15 y 17 del Génesis. Parece que se le presentó por etapas. A veces, los planes de Dios son de tal magnitud que no podemos comprenderlos todos a la vez. Sin embargo, cada vez que Dios se acercaba a Abraham, le recordaba su elección, sus obligaciones y su promesa.
Los mensajes de los tres ángeles en Apocalipsis 14 parecen reforzar esta idea de que la alianza de Dios viene por etapas. Dios sabe para qué estamos preparados. Siempre está dispuesto a revelar tanto de sí mismo como seamos capaces de comprender.
Al igual que Dios vio algo especial en Noé, también había cualidades en Abram que Dios valoraba especialmente. Aunque no era padre en ese momento, demostró ser un buen padre al dirigir bien su casa y ser particularmente devoto de su esposa Sara. Mostró que la justicia y la misericordia ya formaban parte de su carácter.
Sin embargo, había obligaciones que Abraham debía cumplir para que el pacto tuviera éxito. Abram mostró su promesa de ser obediente y fiel a los requisitos que debía cumplir. Pero Dios sabía que estaba trabajando con criaturas imperfectas, y hacía concesiones siempre que era posible. Por eso el pacto fue explicado y revisado tantas veces.
Dios, igualmente, trabaja con cada uno de nosotros. Nosotros también tenemos obligaciones que debemos cumplir para poder tener una conexión estrecha con Dios. Y ese es el objetivo: restaurar la relación que ha sido destruida por el pecado. Dios simplemente quiere ser nuestro Amigo, y nosotros debemos hacer todo lo posible para mantener esa amistad.