El ejercicio de nuestro libre albedrío, que es la forma en que Dios es mantener vivo el amor, es totalmente opuesto al ejercicio de la fuerza, que es la forma de Satanás de altlar nuestro amor y hacernos adorarlo. Cualquier tipo de adoración que no incluya la elección está motivado por las fuerzas malvadas.
El cumplimiento forzado no es representativo del tipo de amor voluntariamente ofrecido que Dios desee de sus criaturas. Existe un valor en las leyes humanas que protegen nuestras relaciones entre sí, las leyes contra la matanza, el robo y la mentira, por ejemplo. Pero a menudo, las leyes se hacen de ese single o favorecen una religión sobre otra, y terminan diciéndonos cómo, dónde y cuándo adorar. Los gobiernos coercitivos y las leyes hechas por el hombre que eliminan nuestra libertad religiosa deben evitarse, si es posible.
Solo Dios sabe el final desde el principio. Conocía el tremendo costo y la tristeza que resultaría de que el mal para seguir su curso. No solo el costo para nosotros, sino para él, en perder a su querido hijo como sacrificio para salvarnos del pecado. Afortunadamente, eligió amarnos a pesar de nuestro rechazo hacia él.
