MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
“Jesús y los desechados sociales”
Enseña a tu clase a:
- Saber
- que, comparados con otros, los cristianos tienen vidas privilegiadas. Nuestras pautas de vida, generalmente, están por encima de las normas de quienes nos rodean, y luchamos con menos adicciones que nuestros pares.
- Sentir
- profundamente que estos privilegios devienen en responsabilidades.
- Hacer
- el compromiso de ser sensibles a las necesidades de los marginados de la comunidad, como lo hizo Jesús, a fin de elevar a otros de su bajo nivel social y económico.
Bosquejo de la lección:
- Saber: Servir a Jesús significa ayudar a otros.
- Esta lección presenta cuatro tipos de personas que, a menudo, sentimos que son “marginados”. ¿Cuál de ellos es más probable que encontremos en nuestras actividades diarias?
- ¿Cuánto espera Dios que nosotros nos “salgamos de nuestro camino”, para ayudar a los necesitados?
- Sentir: Servir a Cristo al servir a los marginados requiere un “discipulado radical”.
- ¿Cuán lejos de tu zona de comodidad estás dispuesto a ir a fin de servir a los marginados en el nombre de Cristo? ¿Dónde pondrías la línea divisoria?
- ¿Es necesario sentirse incómodo a fin de saber que estás haciendo algún bien? Si es así, ¿qué dice esto acerca de tu concepto de servicio?
- Hacer: Percibe lo que te rodea.
- Ayudar a otros puede, a veces, significar repartir alimentos o dinero. Pero, a menudo, eso es tratar un síntoma del problema. ¿Cuál es el problema real?
- Además de la pregunta: “¿Qué haría Jesús?”, tal vez otra buena pregunta sea: “¿De qué forma puedo hacer el mayor bien en su nombre?”
Resumen: Ayudar a los marginados de la sociedad representa uno de los desafíos más grandes del mundo. Sin embargo, eso no significa que no deberíamos hacer todo lo posible por atenderlo.
Ciclo de aprendizaje
Texto destacado: Juan 4:28-30
Concepto clave para el crecimiento espiritual: Tal vez no hay nada más difícil que ver a los marginados más allá de su exterior. No obstante, nuestra profesión de cristianismo no será auténtica si no podemos detectar algo de la imagen de Dios en cada persona.
1: ¡Motiva!
Solo para los maestros: Esta lección destaca historias bíblicas muy conocidas. Aunque las historias que veremos se concentran en los marginados de la sociedad, la mayoría de nosotros encontrará prácticamente imposible imaginarnos las condiciones en las cuales vivían.
Actividad/diálogo inicial: Escribe en pedazos de papel los siguientes ejemplos de marginados:
- Personas sin hogar.
- Drogadictos.
- Estudiantes secundarios que desertaron.
- Prostitutas.
- Adolescentes emocionalmente perturbados.
- Personas que duermen en sus vehículos o en las calles.
- Inmigrantes ilegales.
- Fugitivos de la justicia.
- Mendigos y pordioseros.
- Adolescentes embarazadas.
Coloca los papeles en una canasta, y que los miembros de la clase los saquen de a uno y los lean en voz alta. Luego, pide que se imaginen cómo estarían viviendo si fueran esa persona. Haz preguntas orientadoras como:
- ¿Dónde vivirías?
- ¿De dónde sacarías el dinero para sobrevivir?
- ¿En quién confiarías?
- ¿Cómo te trataría la gente?
- ¿Qué experiencia tendrías con quienes van a la iglesia?
- ¿Cómo te imaginas que podrías salir de tus propias dificultades?
La mayoría de nosotros solo puede imaginarse situaciones con las que hemos tenido experiencias personales. Es poco probable que los ejemplos citados arriba, aunque reales, formen parte de nuestra experiencia personal. Entonces, ¿cómo podríamos identificarnos con tales personas? Más aún, ¿cómo ministraríamos a quienes han vivido esas experiencias?
2: ¡Explora!
• Solo para los maestros: las siguientes historias son tan familiares que estarías tentado a estudiarlas superficialmente. Resiste la tentación de tocar solo los puntos salientes, y hazte preguntas agudas sobre ellas.
Comentario de la Biblia
Sorprendida en el acto
(Repasa, con tu clase, Juan 81-11.)
La mujer que fue arrastrada y echada delante de él era la figura misma de la desesperación. Los guardianes de la moralidad de la sociedad la habían llevado a Jesús, con el pretexto de defender la Ley, a fin de entramparlo.
Seamos claros. Estos fariseos y escribas no estaban interesados en la justicia. Si lo hubieran estado, habrían llevado también al hombre a quien habían sorprendido, junto con la mujer, en el acto de adulterio. Pero no: su único propósito, al presentarla a ella sola, era declarar a Jesús culpable, ya sea de 1) poner a un lado la ley de Moisés, o 2) asumir prerrogativas que pertenecían a sus opresores romanos. Esperaban arrinconar a Jesús, de modo que no pudiera escapar.
En lugar de responderles de forma directa, sencillamente se agachó y comenzó a escribir en el polvo. Luego, hizo la pregunta, que debió sonar en los oídos de la mujer como una sentencia de muerte: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Cuando Jesús se levantó y encontró solamente a la mujer delante de él, preguntó:
-Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
-Ninguno, Señor -respondió ella.
-Ni yo te condeno -afirmó Jesús-; vete y no peques más (vers. 10, 11).
Aunque algunos puedan considerar el acto de Jesús como “blando con el pecado”, la mayoría de los marginados de la sociedad no necesitan que se les recuerde sus errores; después de todo, tienen que convivir con estos todos los días. La gente que insiste en “llamar al pecado por su nombre” haría bien en recordar las palabras de Jesús: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17).
Considera: La vida del discipulado es una vida de disciplina. No obstante, la disciplina no necesita ser severa o condenatoria; al fin y al cabo, en la vida experimentamos refuerzos tanto positivos como negativos. ¿Por cuál tipo de refuerzos deberían ser conocidos los cristianos? ¿Por qué?
- Un caso desesperado
(Repasa, con tu clase, Mar. 5:1-20.)
Esta historia tiene todas las características de una película de terror de Hollywood: un hombre trastornado vive en el cementerio local. De tanto en tanto, personas valientes van hasta allá, lo dominan, lo encadenan y oran para que no dañe a nadie. Entretanto, se lo puede oír gritando día y noche, mientras se corta con piedras.
Cuando Jesús habló, los malos espíritus salieron del hombre. Al acercarse los aldeanos para ver todo el movimiento, encontraron al hombre “sentado, vestido y en su juicio cabal” (vers. 15).
Cuando Jesús se preparó para abandonar la región, el hombre le rogó que le permitiera seguirlo como uno de los discípulos. Pero, Jesús le dijo: “Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti” (vers. 19).
Eso parece un enfoque extraño para el discipulado. Tenemos que suponer que las influencias que condujeron a la condición caída del hombre todavía existían allí. ¿Por qué lo abandonó Jesús? ¿Qué apoyo podría esperar el hombre de sus vecinos? ¿Qué clase de rumores esparcirían, probablemente, aquellos que lo conocían?
De hecho, la Biblia registra que “comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos” (vers. 17). ¿Por qué haría eso la gente? ¿Podría ser porque preferían las cosas tales y como estaban antes de que Jesús llegara? ¿Fueron sus vidas de alguna manera perturbadas por la curación del hombre? Si es así, ¿de qué modo?
Considera: Todo lo que hoy sabemos acerca de las enfermedades mentales y las adicciones era virtualmente desconocido para la gente de los tiempos de Jesús. Y sería un error suponer que debemos ignorar las prácticas médicas establecidas, y solo orar por la gente que es mentalmente inestable. Pero, también debemos afirmar que el poder de Dios está disponible en las situaciones en que humanamente no se puede hacer nada.
Analiza: Como miembros de una raza caída, todos somos, en un sentido, los “marginados” del cielo. ¿Cómo puede ayudarnos este recordatorio la siguiente vez que estemos tentados a distanciarnos de quienes están oprimidos, afligidos, y que necesitan de nuestra ayuda?
III. Pedir un favor
(Repasa, con tu clase, Juan 4:5-32.)
La historia de la mujer que se encontró con Jesús junto al pozo de Jacob es una muestra de que Jesús ignora las normas sociales establecidas, para alcanzar a una persona en necesidad.
Por ejemplo, los judíos no tenían ningún trato con los samaritanos. Además, era improbable que un judío pidiera un favor a un samaritano (un reflejo de la antipatía compartida mutuamente). Finalmente, era inusual que una mujer hablara a un hombre con quien no tuviese alguna relación. No obstante, aquí Jesús pasó por alto todos esos tabúes culturales.
Es poco probable que algún discípulo de Jesús hubiese estado cómodo al hacer lo que Jesús hizo. Sin embargo, el hecho de que la historia figura en la
Biblia recalca que las tradiciones humanas no deberían impedirnos alcanzar a la gente de todas las clases sociales.
Considera: A veces, nuestros esfuerzos por alcanzar a otros requieren que ignoremos o pongamos a un lado tradiciones o normas socialmente establecidas.
Preguntas para dialogar;
- ¿Qué normas sociales recuerdas que han cambiado? ¿Cómo ha estado involucrada la iglesia en el inicio de esos cambios?
- En general, ¿ves que las personas religiosas resisten el procurar alcanzar a los marginados sociales, o facilitan esa tarea? Da ejemplos de cada una de estas actitudes.
3: ¡Aplica!
- Solo para los maestros: Parte de nuestra capacidad para alcanzar y discipular a las personas de otros trasfondos sociales depende de cuán bien estamos familiarizados con la forma en que ellas viven.
Aplicación a la vida: La mayoría de la gente con la que tenemos contacto es muy parecida a nosotros. Pero, alcanzar a personas de niveles sociales diferentes -especialmente, los marginados sociales- requiere que salgamos de nuestros esquemas establecidos y de nuestra zona de comodidad. Piensa en un momento en el que intentaste hacerlo. ¿Cuál fue el resultado? ¿De qué manera(s) cambió tu vida?
4: ¡Crea!
- Solo para los maestros: Alcanzar a los marginados sociales puede requerir una reorientación bastante seria. Sin embargo, nuestra tradición cristiana favorece alcanzar a las personas que están en mayores riesgos de ser marginados y abandonados.
Actividad: Lee los siguientes textos, sustituyendo “pecadores” por “marginados”.
- Salmo 25:8 * Salmo 51:13
- Mateo 9:13 * Mateo 11:19
- Lucas 15:1, 2 * Lucas 19:7
- Romanos 5:8 * 1 Timoteo 1:15
¿De qué forma se muestra en estos textos la actitud de Dios hacia los “marginados”? ¿Cuán seriamente deberíamos tomar esta actitud? En otras palabras, ¿de qué manera cambiaría nuestra conducta, si viéramos a estas personas como las ve Dios?