Lección 7. La crisis continúa (4T 2015—Jeremías)
Textos bíblicos: Jeremías 9, Jeremías 10:1–15, Romanos 1:25, Jeremías 26, Hechos
17:30, Hechos 5:34–41.
Citas
• No me molesta que me hayas mentido. Me molesta que de ahora en adelante ya no puedo creer en ti. Friedrich Nietzsche
• Cualquier cosa es mejor que las mentiras y el engaño. Leo Tolstoy
• Dondequiera que haya inquietud por la religión, las personas son culpables de todo tipo de deshonestidad y delito intelectual. Sigmund Freud
• Por cada buena razón que existe para mentir, hay una mejor razón para decir la verdad. Bo Bennett
• La esencia de la mentira está en el engaño, no en las palabras. John Ruskin
• El engaño está por todas partes. James Sanborn
Para debatir
¿Qué hay en el centro mismo del engaño? ¿Cuáles son los resultados inevitables del engaño? ¿Qué podemos hacer con el autoengaño? ¿Qué pasa si toda una nación es engañada? ¿Cómo ilustra esto los asuntos del gran conflicto? Si usted fuera Jeremías, ¿qué habría hecho? ¿Qué revelan las acciones del rey en cuanto al estado en el que se encontraba el pueblo de Dios?
Resumen bíblico
Jeremías 9 nos aclara que uno de los grandes pecados de la época era el engaño. Las personas se mentían unas a otras, y tal deshonestidad quebrantó el corazón del profeta. Jeremías 10 le dice al pueblo que no siga los caminos de las otras naciones, pues
sus prácticas y creencias son inútiles. Pablo dice esto: “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador.” (Romanos 1:25 FBV). En el pasado Dios pasó por alto algunos de estos problemas, pero ahora nos llama a todos al arrepentimiento (Hechos 17:30). Es de necios pelear contra Dios (Hechos 5:34–41). La situación desesperada que enfrentó Jeremías se ve claramente en el capítulo 26, donde casi todos quieren matarlo. De hecho, hay otro profeta, Urías, que paga con su vida.
Comentario
Las mentiras y las prácticas engañosas son destructivas porque niegan la realidad y promueven falsas perspectivas. Sin embargo, mentir se ha vuelto algo tan común y corriente que incluso (o especialmente) nos mentimos a nosotros mismos. Este daño al sistema operativo básico de la vida implica que nosotros nos relegamos a nosotros mismos a vivir vidas frustradas y sufrir muertes absurdas.
La religión no es inmune a esto. De hecho se practican muchos engaños bajo el nombre de creencias religiosas. El resultado es que muchos rechazan la religión por completo como si fuera una farsa, pues se han desilusionado por causa de todo ese engaño.
En nuestras interacciones diarias unos con otros, jugamos al conflicto de los siglos en miniatura: el conflicto y las peleas, el amor y la admiración, la demostración de si seguimos la verdad, la honestidad, lo recto, etc. Leamos algunos de los textos
relacionados con la caída de Lucifer, y comenzaremos a ver cuán traicionero es el pecado realmente, cómo por creer una mentira podemos llegar a una posición donde lo bueno es malo y lo malo es bueno. En este proceso de autoengaño, parece que Lucifer llegó a creerse su propia propaganda. ¿Cuáles son las lecciones para nosotros aquí? Lucifer había terminado engañando no solo a otros, sino engañándose a sí mismo cambiando la falsedad por la verdad. La tragedia es que Lucifer terminó creyendo su
propia propaganda. Llegó a creer las distorsiones sobre Dios que él mismo había inventado, y se negaba a aceptar cualquier inhibición a su libertad para actuar. El pecado de Lucifer no comenzó al romper las normas sino “en su corazón.” Cuando consideramos los asuntos involucrados en esta gran controversia, cuando vemos las decisiones que tomó Lucifer, llegaremos a confrontar la misma necesidad de tomar decisiones nosotros mismos, una y otra vez.
Justo desde el principio, Satanás ha estado mintiéndole a la humanidad sobre el tipo de persona que es Dios. Primero a Eva y luego a Adán (Génesis 3). Luego a Caín, convenciéndolo de lo “arbitrarios” que eran los requisitos de Dios, y llevándolo a matar a
su hermano (Génesis 4). Luego a todos los habitantes de la tierra, cuando “la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal.” (Génesis 6:5). Y así, sucesivamente…
Dios eligió tratar la rebelión de Lucifer como siempre lo hace: con amor y compasión, trabajando por ganar la guerra no por la fuerza de las armas (“no por fuerza ni por ningún poder,” (Zacarías 4:6), sino por “derecho” espiritual. Pero recobrar la
confianza y demostrar la verdad lleva tiempo. La batalla en curso nos muestra que las mentiras, los engaños, las insinuaciones, el chisme, las distorsiones… todo ello requiere mucho tiempo para ser refutado. Y para refutar los cargos en contra de su carácter, Dios no podía sencillamente decir “¡no son ciertos!” Para demostrar la falsedad de tales cargos, Dios tiene que mostrar su verdadera naturaleza en práctica con el tiempo, para revelarnos a otros que el Diablo está equivocado en sus acusaciones.
Comentarios de Elena de White
La fe en una mentirá no ejercerá una influencia santificadora sobre la vida o el carácter. Ningún error puede ser verdad, ni puede ser convertido en verdad mediante su repetición, o teniendo fe en él. La sinceridad nunca salvará a un alma de las consecuencias de creer en un error. Sin sinceridad no puede haber verdadera religión, pero la sinceridad manifestada en relación con una religión falsa nunca salvará a una persona. Puedo actuar con perfecta sinceridad al seguir un camino equivocado, pero eso no lo convertirá en un camino correcto, ni me llevará al lugar donde quiero ir. El Señor no quiere que tengamos una credulidad ciega, y que a eso llamemos una fe que santifica. La verdad es el principio que santifica, y por lo tanto a nosotros nos corresponde saber cuál es la verdad. Debemos comparar las cosas espirituales con lo que es espiritual. Debemos probar todas las cosas y retener únicamente lo que es bueno, aquello que tiene las credenciales divinas, que pone
delante de nosotros los verdaderos motivos y principios que deberían promover nuestras acciones. —Carta 12, 1890. {Mensajes Selectos, Tomo 2, p. 64}
Temo todo lo que tienda a apartar la mente de la sólida evidencia de la verdad como está revelada en la Palabra de Dios. Temo eso; repito que lo temo. Debemos colocar nuestras mentes dentro de los límites de la razón, para que el enemigo no se introduzca y trastorne el orden de las cosas. {Mensajes Selectos, Tomo 2, p. 49} Las impresiones por sí solas no son una guía segura para el deber. El enemigo a menudo persuade a los hombres a creer que es Dios quien los está guiando, cuando en
realidad están siguiendo solo impulsos humanos. Pero si observamos con cuidado, y consultamos con nuestros hermanos, recibiremos una comprensión de la voluntad del Señor… {Review and Herald, Agosto 24 de 1911}.
Preparado el 30 de enero de 2015 © Jonathan Gallagher 2015
Traducción al español: Shelly Barrios De Ávila.
