Jonathan Gallagher Lección 5. “Maldito el día” (4T 2016—El libro de Job)

Maldito el día (4T 2016—El libro de Job)

Textos bíblicos: Job 3:1–10, Juan 11:11–14, Job 6:1–3, 7:1–11, Santiago 4:14, Job 7:17–
21, Salmos 8:4–6; Apoc. 4:11.

Citas
• Toda bendición viene con una maldición. Paulo Coelho
• No existen las maldiciones. Solo existen personas que toman decisiones. Yvonne Wood
• Nadie puede maldecir y bendecir a alguien al mismo tiempo. Toba Beta
• La ignorancia es la maldición de Dios. El conocimiento es el ala con la que volamos al cielo. William Shakespeare
• La maldición común para toda la humanidad: la estupidez y la ignorancia. William Shakespeare

Para debatir
¿Tenía Job razón para maldecir el día en que nació? ¿Acaso esto no cuestiona el don de la vida de Dios? Job también culpa a Dios por su situación, acusando a Dios de dispararle con flechas envenenadas. ¿Cómo nos relacionamos con esta idea? ¿De qué manera la experiencia de Job revela los asuntos implícitos en el gran conflicto y su
resolución? ¿Por qué Dios no responde antes a la queja de Job?

Resumen bíblico
En Job 3: 1-10 Job maldice el día en que nació, deseando que nunca hubiera sucedido, incluso diciendo que Dios debe olvidarse de él. Este tema continúa durante muchos capítulos. En el capítulo 6 se dice que sus problemas pesan más que la arena del mar, y que Dios ha disparado flechas envenenadas en él. Job va tan lejos como para decir
que odia su vida (Job 7:16). En Job 7 se compara la vida humana al trabajo duro, y que es como un soplo, que pasa más rápido que la lanzadera del tejedor. Entonces Job argumenta con Dios, diciendo: “¿Qué es el hombre, que le das tanta importancia, que tanta atención le concedes, que cada mañana lo examinas y a toda hora lo pones a prueba? Aparta de mí la mirada; ¡déjame al menos tragar saliva! Si he pecado, ¿en qué te afecta, vigilante de los mortales? ¿Por qué te ensañas conmigo? ¿Acaso te soy una carga? Job 7: 17-20 FBV. Juan 11: 11-14 deja claro que Jesús consideraba la muerte como un sueño. Nuestras vidas son como una neblina que se desvanece (Santiago 4:14). Entonces, ¿qué es la humanidad como para que Dios cuide de ella, siendo que el hombre apenas es
“un poco menor que los ángeles” (Sal. 8: 4-6). Todos hemos sido creados por Dios (4:11).

Comentario
Hay muchas lecciones en el libro de Job sobre las que podemos reflexionar. Cuando Job se queja ante Dios de lo que le está sucediendo, y desea nunca haber nacido, refleja una experiencia humana muy común. En Job 1:22 dice: “A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios” Pero sin duda parece que lo estuviera haciendo! Aunque podemos entender la profundidad de los sentimientos de Job, ¿estaba en lo ciento en lo que dijo? El hecho de que Dios no condenara a Job y su ira debería sernos de consuelo. Aunque podemos expresarnos muchas veces en un lenguaje cargado de demociones, Dios no se enoja por esto. Él sigue tratándonos según su naturaleza amorosa y bondadosa. El hecho de que él no le respondiera a Job inmediatamente también es importante, porque
las acusaciones de Satanás deben ser confrontadas. Nosotros también somos un “espectáculo ante el universo” y también necesitamos esperar respuestas y la conclusión de los desafíos que enfrentamos.
La defensa que Job hace de Dios, sin tener conciencia de su posición como vocero de la humanidad a favor de Dios, abarca nuestra experiencia. Él debate con Dios. Debate con sus supuestos amigos. Lamenta el día en que nació. Él sencillamente deja salir sus emociones. No se pone a dar puñetazos y cuestionando lo que le está ocurriendo a él,
representante de toda la humanidad.
A partir de la experiencia de Job podemos concluir que Dios no considera que debatir con él sea malo. De hecho, hasta nos invita a hacerlo. Al final de la experiencia de Job, Dios debe recordarle que no lo sabe todo, y que algunas de sus palabras no estaban en conformidad con la sabiduría de Dios. Pero a diferencia de los demás, que querían
atribuirle a Dios todo el “castigo” de Job, Dios mismo dice “Job ha dicho de mí lo recto.” Aunque Job no está culpando a Dios, realmente él no era consciente de lo que había sucedido en el concilio celestial y lo que Dios había dicho de él, ni la oposición de Satanás. Es un participante involuntario en este “experimento” con el fin de descubrir el fundamento de la fe de Job en Dios. Si Dios hubiese intervenido, esto habría negado la evidencia. Porque cuando la fe de Job fue vindicada por estar basada en la verdad y la justicia, entonces Dios también fue vindicado. La angustia de Job se refleja en sus discursos, y aunque su dolor físico es evidente, a él le preocupa más el silencio de Dios que cualquier otra cosa. Esto causa en Job una gran tristeza, y es el factor que detona este momento en que él “maldice el día,” pues lo que más extraña es su comunión con su Señor.

Comentarios de Elena de White
Casi al principio de la historia de este mundo se registra la vida de uno que fue objeto de esta controversia de Satanás. De Job, el patriarca de Uz, el testimonio del Escudriñador de corazones era: “No hay ninguno como él en la tierra, varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal”.
Satanás pronunció una despectiva acusación contra este hombre. “¿Por ventura Job teme a Dios de balde? ¿No le has cercado en derredor, así a él como a su casa y a todo lo que tiene?”… El Señor dijo a Satanás: “He aquí que todo lo que tiene lo doy en tu mano”. “He aquí que él está en tu mano; mas guarda su vida”. Habiendo obtenido el permiso, Satanás quitó a Job todo lo que poseía: ganados, rebaños, siervos, siervas, hijos e hijas, e “hirió a Job de una úlcera maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza”… Pero todavía otro elemento de amargura le fue añadido a su copa: Sus amigos, viendo aquella adversidad como el castigo por sus pecados, oprimían su espíritu con
acusaciones de malos actos… {Hijos de Hijas de Dios, p. 97} Satanás siempre está tratando de presionar al alma para desconfiar de Dios, y por lo tanto hay que educar la mente para confiar en él. Hablemos de fe y esperanza cuando
Satanás diga, al igual que la esposa de Job, “Maldice a Dios, y muérete.” Si confiamos en Dios, veremos más razones para confiar en él. Al hablar de su bondad, podremos ver más amor de Dios del cual hablar. Así, la mente puede ser entrenada para vivir en el brillo del Sol de justicia, y no en la sombra que Satanás expone en nuestro camino. Esperemos en Dios, que es la salud de nuestro rostro y nuestro Dios. {RH, Septiembre 1 de 1891}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2016
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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