Jonathan Gallagher Lección 4 “Ver el rostro del orfebre” 3cer Trimestre del 2022

4.Ver el rostro del Orfebre (3T 2022—En el crisol con Cristo)

Textos Bíblicos: Job 23:1-10,Dan. 12:1-10, Mat.5:16, 25:1-12, 1 Cor.4:9, Efe. 3:10,4:11-16.

Citas

  • El amor es una imagen de Dios, y no es una imagen sin vida, sino la esencia viva de la naturaleza divina que resplandece llena de toda bondad. Martín Lutero
  • Si Dios nos ha creado a su imagen, nosotros le hemos devuelto el cumplido con creces. Voltaire
  • ¿Pueden imaginarse que la Deidad alguna vez, vengativamente, hiciera a su imagen un maniquí sólo para enloquecerlo? Edgar Allan Poe
  • Dios está ciertamente muerto. Murió de horror cuando vio a la criatura que había hecho a su propia imagen. Irving Layton
  • Ama a todo hombre a pesar de su caída en el pecado. No te preocupes por los pecados, pero recuerda que el fundamento del hombre es el mismo: la imagen de Dios. JohnofKronstadt
  • De todas las tiranías, una tiranía ejercida por el bien de sus víctimas puede ser la más opresiva… aquellos que nos atormentan por nuestro propio bien nos atormentarán sin fin, pues lo hacen con la aprobación de su propia conciencia. C. S. Lewis

 

Para debatir
¿Cómo somos transformados a la imagen de Dios? ¿Cómo sabemos cómo es la imagen de Dios? ¿Por qué “buscamos el rostro de Dios”? ¿Qué papel juega Dios en “refinarnos”? ¿Cómo participamos en nuestra propia “formación del carácter”? ¿Cómo refleja nuestra imagen ante el mundo la de Dios, cuál es nuestro papel? Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, ¿qué ha fallado y cómo se arregla?

 

Resumen bíblico
Job se queja de que no puede encontrar a Dios para poder presentar su caso ante él (Job 23:1-10). Dan. 12:1-10 describe el tiempo en que Miguel se levantará. La gente ve a Dios a través de sus seguidores (Mateo 5:16). Mateo 25:1-12 es la historia de las cinco muchachas sabias y las cinco insensatas. “A mi modo de ver, Dios nos ha puesto a los apóstoles en exhibición como los últimos de la fila, condenados a morir. Se nos ha hecho un espectáculo público ante todo el universo, ante los ángeles y ante los seres humanos”. 1 Cor. 4:9 VBL. “El plan de Dios era que por medio de la iglesia se revelaran los diversos aspectos de su sabiduría a los gobernantes y autoridades del cielo”. Ef. 3:10 VBL. Todos los miembros edifican el cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-16).

 

Comentario
“Como cristianos, nunca debemos olvidar que estamos en medio de un drama cósmico. La gran controversia entre Cristo y Satanás se desarrolla a nuestro alrededor. La batalla toma muchas formas y se manifiesta de muchas maneras. Y aunque muchas cosas están ocultas, podemos entender que, como seguidores de Cristo, tenemos un papel que desempeñar en este drama y podemos honrar a Cristo con nuestras vidas.”(Lección del Domingo). La pregunta es: ¿en qué consiste esta batalla y cómo se gana?

El salmista se refiere con frecuencia a la búsqueda de Dios. Específicamente buscar el rostro de Dios: “Mi corazón dice de ti: ‘Buscadmi rostro’. Tu rostro, buscaré, oh Señor”. “Mirad a Yahveh y a su fuerza; buscad siempre su rostro”. (Salmo 27:8, 105:4 NVI). Buscamos el rostro porque la cara es lo que más nos dice de la persona. Queremos tratar de mirar debajo de la superficie y descubrir cómo es realmente la persona. Buscamos la sonrisa, los ojos parpadeantes, las líneas de la risa, y esperamos no encontrar un ceño fruncido. En el caso del estudio de esta lección, queremos ver de quién se trata, especialmente si vemos que es Dios quien está subiendo la temperatura.
Hebreos 12:6 nos dice que el Señor disciplina a todo aquel que ama. ¿Quién es este Dios “castigador” o “disciplinador”? Nuestras respuestas influirán mucho en nuestra teología, en nuestra forma de relacionarnos con Dios y con los demás. Pensemos en la reina María de Inglaterra, que justificaba su quema de “herejes” religiosos en base a su visión de Dios: “Como las almas de los herejes van a arder para siempre en el infierno, nada más apropiado que imitar la venganza divina quemándolos en la tierra”.

Nuestro papel se resume de manera muy diferente en la Escritura. Debemos representar el rostro de Dios ante el mundo: “Porque me parece que Dios nos ha puesto a los apóstoles en exhibición al final de la procesión, como hombres condenados a morir en la arena. Hemos sido hechos un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres”. (1 Cor. 4: 9). Dios se hace visible en aquellos que dicen seguirlo, tanto positiva como negativamente. Así que lo que digamos sobre este “orfebre” y lo que está haciendo es muy relevante. Quizá sea él quien avive el fuego, como dijo la reina María. Del mismo modo, en Efesios 3:10 NVI: “Su intención era que ahora, por medio de la iglesia, se diera a conocer la multiplicidad de la sabiduría de Dios a los gobernantes y autoridades en los reinos celestiales…” Dios desea que a través de la iglesia -tú y yo- el universo que mira vea la sabiduría de Dios en todo el universo. Eso sí que es algo en lo que vale la pena pensar. Esta es la respuesta de Dios a las acusaciones del Diablo, pues como observó C.S. Lewis, “De todas las tiranías, una tiranía ejercida por el bien de sus víctimas puede ser la más opresiva… los que nos atormentan por nuestro propio bien nos atormentarán sin fin, pues lo hacen con la aprobación de su propia conciencia”. Dios rechaza tal razonamiento; sin embargo, esta es exactamente la forma de pensar del Diablo. Qué maldad tan grande es pensar que se hace el bien infligiendo torturas. Prohibimos tales conceptos en los documentos internacionales de derechos humanos, ¡pero algunos piensan que está bien que Dios lo haga!

Al contrario, nosotros revelamos a Dios: “Y nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos la gloria del Señor, nos vamos transformando en su semejanza con una gloria cada vez mayor, que viene del Señor, que es el Espíritu”. 2 Corintios 3:18 NVI. Qué triste es ser una de las cinco vírgenes necias y que te digan: “No te conozco”. Sólo podemos revelar al Dios fiel de la gracia y el amor si lo conocemos de verdad…

 

Comentarios de Elena de White
“A los que le reciben les da poder para ser hechos hijos de Dios, para que al fin los reciba como suyos, para vivir con él por toda la eternidad. Si durante esta vida permanecen leales a Dios, al fin ‘verán su cara; y su nombre estará en sus frentes’ ¿Y en qué consiste la felicidad del cielo sino en ver a Dios? ¿Qué gozo mayor puede hacer para el pecador salvado por la gracia de Cristo que contemplar la faz de Dios, y conocerle como a su Padre?{La fe por la cual vivo, p. 132}

Cuando [los dirigentes judíos] contemplan su gloria, acude a sus mentes el recuerdo del Hijo del hombre revestido del ropaje de la humanidad. Recuerdan cómo lo trataron, cómo lo rechazaron y se apresuraron a ponerse del lado del gran apóstata. Las escenas de la vida de Cristo aparecen ante ellos con toda claridad. Todo lo que hizo, todo lo que dijo, la humillación a la que descendió a fin de salvarlos de la corrupción del pecado se levanta ante ellos para condenarlos…

Oyen otra vez la voz de Pilato, que dice: “Yo no hallo en él ningún delito”. Juan 18:38. Ven la escena vergonzosa en el recinto del juicio, cuando Barrabás estuvo de pie junto a Cristo y ellos tuvieron el privilegio de escoger al que no tenía culpa. Oyen otra vez las palabras de Pilato: “¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?” Mateo 27:17. Oyen la respuesta: “¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!” Lucas 23:18. A la pregunta de Pilato: “¿Qué, pues, haré de Jesús?” viene la respuesta: “¡Sea crucificado!” Mateo 27:22. Ven nuevamente a su Sacrificio cargando el oprobio de la cruz. Oyen las voces triunfantes y sarcásticas que exclaman: “Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz”, “a otros salvó, a sí mismo no se puede salvar”. Mateo 27:40, 42 No lo ven ahora en el huerto de Getsemaní, ni en el recinto del juicio, ni en la cruz del Calvario. Han pasado las señales de su humillación y contemplan el rostro de Dios—ese rostro que ellos escupieron—, el rostro que los sacerdotes y gobernantes hirieron con las palmas de sus manos. Ahora les es revelada la verdad en todo su vigor.{Maranata, el Señor viene, p. 303}

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