13.Cristo en el crisol (3T 2022—En el crisol con Cristo)
Textos Bíblicos: Mat.2:1-18;27:51,52; Lucas2:7,22-24;22:41-44; Juan8:58,59; Rom. 6:23; Ti. 1:2.
Citas
- La libertad es la posibilidad de dudar, de equivocarse, de buscar y experimentar, de decirle“No” a cualquier autoridad: literaria, artística, filosófica, religiosa, social, e incluso política. IgnazioSilone
- No hay nada más difícil, y por tanto más valioso, que ser capaz de decidir.Napoleón Bonaparte
- Los que niegan la libertad a los demás no la merecen para sí mismos. Abraham Lincoln
- La libertad es el oxígeno del alma. MosheDayan
- Las naciones que se corrompen/ aman más la esclavitud que la libertad; la esclavitud con facilidad que la libertad extenuante. John Milton
- La mayoría de la gente quiere seguridad en este mundo, no libertad. H.L. Mencken
- La libertad no es una licencia ilimitada, una elección ilimitada, o una oportunidad ilimitada. La libertad es, ante todo, una responsabilidad ante el Dios del que procedemos.Alan Keyes
Para debatir
¿Hasta qué punto somos libres? ¿De qué manera nuestras ideas sobre la libertad dependen de nuestro concepto de Dios? ¿Cómo honra Dios nuestra libertad? ¿Por qué la venida de Cristo a este mundo nos muestra a Dios? ¿Estuvo en un “crisol”? ¿Cómo? ¿Qué debería decirnos el sufrimiento de Jesús? ¿Cómo puede Dios acabar con el sufrimiento sin dejar de estar comprometido con la libertad?
Resumen bíblico
Mateo 2:1-18 es el relato de la natividad, incluida la visita de los Reyes Magos. El velo del Templo se rasga y los santos resucitan en Mateo 27:51, 52. El nacimiento y la dedicación de Jesús se registran en Lucas 2:7, 22-24. La agonía de Jesús en Getsemaní se describe en Lucas 22:41-44. “‘Os aseguro que antes de que Abraham naciera, yo soy’, dijo Jesús”. Juan 8:58 VBL.
“El salario que paga el pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios es la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Rom.6:23 VBL. Dios promete la vida eterna en Tito 1:2.
Comentario
“Cada vez que examinamos el tema del sufrimiento, surge la pregunta: ¿Cómo surgieron por primera vez el pecado y el sufrimiento? A través de la revelación divina tenemos buenas respuestas: Surgieron porque los seres libres abusaron de la libertad que Dios les había dado. Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Sabía Dios de antemano que estos seres caerían? Sí, pero obviamente Él pensó que, como escribió C. S. Lewis, “valía la pena el riesgo”. ¿Valía la pena el riesgo? ¿Para quién? ¿Para nosotros, mientras Dios está sentado en el cielo en su trono? No precisamente. La libertad de todas sus criaturas inteligentes era tan sagrada que, en lugar de negarnos la libertad, Dios aceptó soportar sobre sí el peso del sufrimiento causado por nuestro abuso de esa libertad. Y vemos ese sufrimiento en la vida y la muerte de Jesús, quien, a través del sufrimiento en nuestra carne, ha creado vínculos entre el cielo y la tierra que durarán toda la eternidad”. (Lección del sábado por la tarde)
Esta afirmación plantea muchos interrogantes: sobre la presciencia de Dios, sobre la predestinación, sobre el modo en que Dios concede y protege la libertad. Muchos se han preguntado cómo un Dios que conoce el futuro puede seguir siendo un Dios que otorga libertad a sus seres creados. A menudo se confunden la predestinación y la presciencia. Pero si confiamos en Dios, y sabemos que es totalmente fiel, podemos tener plena confianza y poner en sus manos nuestras decisiones libres, aunque las conozca antes de que las tomemos. Porque él no cambia hacia nosotros, a pesar de nuestras elecciones.
Al volver a leer el relato del nacimiento de Jesús que registra Mateo (2,1-18), nos sorprende de nuevo la bondad de Dios, que viene como un bebé con todo lo que eso significa. Jesús se identifica con nosotros, busca experimentar la vida como nosotros, y lo hace desde una perspectiva divina, sabiendo lo que debería haber sido. La diferencia entre lo que creó y cómo vivían ahora los seres humanos debió ser un dolor perpetuo. La experiencia de Jesús en el crisol fue mucho peor, pero no como testimonio de ninguna “bendición frente al sufrimiento”, sino simplemente porque no había otro camino. Él oró para que la copa pasara, como hacemos todos, pero eligió seguir el camino seguro de su Padre. Durante mucho tiempo, a lo largo de las épocas, la iglesia ha dicho que con Dios no hay verdadera libertad. Se hace lo que él dice, y ya está. No hay otro camino. La única alternativa… ¡no queremos ni pensar en eso! Lo cual puede ser desconcertante para algunos. Como si Dios les dijera a Adán y Eva: “Mira, aquí está la elección: haz exactamente lo que yo digo o… ¡muerte!”. Menuda elección! pueden haber comentado. La elección de Hobson– llamada así por un comerciante de caballos en Cambridge que ofrecía un caballo – laopción de tomarlo o dejarlo.
¿Qué clase de libertad ofrece Dios si lo vemos así? Apenas hay libertad si la única opción viable es seguir servilmente sus dictados. Si a esto le añadimos que lo que más desea Dios es nuestro amor, la situación empeora. Cristo vino a mostrar cómo era realmente Dios, que se preocupaba principalmente por la libertad, y por liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado. De hecho, esa es la declaración inicial de Cristo en su manifiesto: citando a Isaías 61 para reclamar la libertad de los prisioneros. (Lucas 4:18). Y si el hijo os libera, seréis verdaderamente libres. (Juan 8:36). ¿Libres de qué y para qué? Libres de la presión del pecado, que es la fuerza que el Diablo utiliza en su agenda de mentiras y engaños. Libres de esta forma de vivir centrada en nosotros mismos, que en realidad es una forma de morir. Libres de nosotros mismos, nuestro peor enemigo.
Libres para elegir, para elegir al Dios que no valora nada más que la libertad de sus seres creados. Libres para seguir el mejor consejo, el consejo de nuestro Creador, que nos parece verdadero y seguro. Libres para amar a Dios, lo que no podemos hacer mientras estemos ocupados amándonos a nosotros mismos, libres para amar desde un corazón abierto y honesto que acepte voluntaria y libremente que Dios tiene la verdadera razón. La elección no es “¡Haz lo que te digo, o si no!”. Es una súplica desde un corazón de amor que no interferirá con nuestra libertad de elegir, que nos dice: “Mira la evidencia. Cree lo que te digo, porque puedes ver que se ha demostrado que es verdad. Ven a mí y encuentra la curación del pecado, el consuelo para tu dolor y una vida eterna junto a mí. Ven -porque si no lo haces, no podré ayudarte- y experimentarás lo que el pecado causa en ti: una autodestrucción total. ¡Elige la vida!”
Comentarios de Elena de White
En asuntos de conciencia, el alma debe ser dejada libre. Ninguno debe dominar otra mente, juzgar por otro, o prescribirle su deber. Dios da a cada alma libertad para pensar y seguir sus propias convicciones. “De manera que, cada uno de nosotros dará a Dios razón de sí.”7Romanos 14:12. Ninguno tiene el derecho de fundir su propia individualidad en la de otro. En todos los asuntos en que hay principios en juego, “cada uno esté asegurado en su ánimo.”Romanos 14:5. En el reino de Cristo no hay opresión señoril ni imposición de costumbres. {El Deseado de Todas las Gentes, p. 505} …al quitarle al ser humano la libertad de elegir, le roban su prerrogativa como ente racional y lo convierten en un mero autómata. No es el propósito de Dios forzar la voluntad de nadie. El ser humano fue creado moralmente libre.{Mente, Carácter y Personalidad, p. 66}
Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente.{Historia de los Patriarcas y Profetas, p. 12}
