El Libro de los Salmos es útil para comprender los temas clave del bien y el mal que siempre han dominado nuestros pensamientos y emociones. La experiencia del santuario trae mucho a la luz al llevarnos a la presencia de Dios. Ya sea el santuario terrenal o el celestial, la casa de Dios siempre ha sido un lugar para encontrar respuestas, una casa de oración por todas las naciones (Isaías 56: 7).
Muchos de los salmos se centran en el adorador y su búsqueda de respuestas. Pero a medida que profundizamos, encontramos muchos salmos que también se centran en Dios, el que nos entrega de nuestros enemigos. Junto con las naciones (goyim, que significa cualquiera que trabaja en oposición al pueblo de Dios), todas las alabanzas al final serán por Dios (Salmo 67: 3).
En los Salmos, afortunadamente vemos a Dios como nuestro refugio (Salmo 46), nuestro rey (Salmo 47), nuestro juez (Salmo 75) y nuestra salvación (Salmo 67).