Esta semana exploraremos estos temas:
- Domingo: Hacer de Dios nuestra prioridad, especialmente en nuestra juventud
- Lunes: Elegir una buena ocupación y trayectoria profesional
- Martes: Hacer que nuestra vida familiar sea lo mejor posible
- Miércoles: Hacer todo lo posible para glorificar a Dios, haciendo cambios cuando sea necesario
- Jueves: Buscando el consejo de Dios y usando los principios bíblicos que conducen a una vida exitosa.
La mayor parte del mundo mide el éxito por los logros educativos, la promoción profesional y la acumulación de riquezas. Pero Dios nos recuerda que hay otros factores vitales a tener en cuenta. Ejemplos bíblicos, como José y Daniel, pasaron de ser esclavos y prisioneros a vivir en un palacio. Pero su éxito no fue mayor a los ojos de Dios que el de alguien como Juan el Bautista y otros profetas, que tuvieron una existencia y un final de vida mucho más tristes.
El verdadero éxito de los cristianos debe estar determinado por nuestra fiel administración a Dios. La meta no debe ser glorificarse a sí mismo, sino glorificar a nuestro Señor y Salvador. Reflejar Su carácter llevando a cabo fielmente Su misión debe ser nuestra meta número uno en la vida.
Al seguir los principios descritos en las Escrituras, podemos aumentar nuestras posibilidades de satisfacción, paz y felicidad en este mundo agitado e inestable. Aunque puedan aparecer circunstancias imprevistas que tiendan a descarrilar nuestro éxito terrenal, confiar en Dios y buscar Su guía puede ayudarnos a superar nuestras pruebas y dificultades sin perder nuestra herencia celestial.
Eclesiastés 12:1 nos dice que nos acordemos de Dios cuando somos jóvenes, antes de que lleguen los días difíciles de la edad adulta. El joven Jacob, en su precipitada huida del hogar y la familia, fue tocado por Dios y le hizo votos antes de llegar a su destino (Génesis 28:21).
Hay sabiduría en tomar nuestra decisión espiritual de seguir a Cristo antes de elegir el trabajo de nuestra vida y luego a nuestro cónyuge. El matrimonio es un compromiso para toda la vida y es mejor contraerlo con el pleno consentimiento de ambas partes, sabiendo cuál es la posición de nuestra fe y lo que esperamos el uno del otro para satisfacer nuestras necesidades materiales.
Estar unidos en yugo con otro creyente también es muy importante, así como elegir una carrera basada en cómo podemos servir mejor y glorificar a Dios (2 Corintios 6:14, 15).
En cualquier momento de nuestras vidas, sin embargo, podemos escuchar cómo Jesús nos instruye para priorizar nuestras necesidades. Su consejo de “buscad primero el reino de Dios y su justicia” puede aplicarse a nuestras circunstancias, independientemente de dónde nos encontremos en el camino de la vida (Mateo 6:33). Nunca es demasiado tarde para ponerlo a Él en primer lugar y empezar a tomar mejores decisiones de administración que nos lleven al tipo de éxito que todos anhelamos: una relación satisfactoria con nuestro Padre celestial.
