Todos vinieron, es decir, como un solo hombre. Estaban en el mismo estado de ánimo, perfectamente unidos, el resultado del trabajo de Ezra en los 13 años que ya enseñaba como sacerdote y de Nehemías. Ellos también querían su tierra natal. Babilonia fue buena con ellos, pero no era su tierra natal ni le ordenaron a su Dios. ¡Qué cosa tan hermosa su actitud!
Entonces, allí mismo, algunos fueron a Ezra y le pidieron que leyera y aclarara sobre la Ley de Moisés, es decir, los libros de la Torá. Esto es muy significativo porque querían obedecer a Dios en todo. Después de todo, uno se pregunta por qué a menudo somos rebeldes si obedecer a Dios es mucho mejor. Porque elegimos caminos peligrosos si Dios nos ofrece seguridad y vida eterna. Mientras que los israelitas querían regresar a Egipto a toda costa, los judíos ya no querían regresar a Babilonia. Querían su patria, su reino, su gobierno y, sobre todo, su Dios.
Para resumir el estudio de hoy: Todo el pueblo se reunió en el mes de conmemoración de la liberación de Egipto, ahora liberado de Babilonia, y quería más conocimiento para saber cómo obedecer a Dios. ¡Qué buen ejemplo para nosotros hoy!
