Todos nosotros, de una manera u otra, nos hemos encontrado “jugando a ser Dios”. Suponemos que le entendemos lo suficientemente bien como para ser juez y jurado de muchos de los que nos restriegan el camino. Sobreestimamos nuestro valor y subestimamos en gran medida a nuestros hermanos y hermanas. En realidad, no vemos nuestro verdadero lugar en el universo y el enorme poder de Dios para hacer el bien.
Los antiguos reinos, y los monarcas que los gobernaban, son el tema de las profecías de Isaías en los capítulos 13, 14 y 24-27. La derrota final que el profeta describe nos ayudará a ver el futuro de Satanás en “el día del Señor”. Vemos por etapas lo que le espera a Satanás.
Será un “acto inusual (extraño)” por parte de Dios (Isaías 28:21), pero que limpiará la tierra de la maldad que Satanás ha introducido en ella. Nuestro planeta se dirige a la autodestrucción, y en algún momento, Dios ya no podrá evitar su total desolación.
Texto de memoria: “He aquí, éste es nuestro Dios; lo hemos esperado, y él nos salvará. Este es el Señor; lo hemos esperado; nos alegraremos y nos regocijaremos en su salvación’. “Isaías 25:9 LBLA
Es tan importante mantener nuestros ojos en Dios, no en las personas orgullosas y arrogantemente egoístas que conforman los líderes y las poblaciones de hoy. Dios es nuestra única salvación. Sólo podemos hacer una diferencia temporal en el mundo de hoy. Pero sabemos cómo terminará finalmente la historia para aquellos que eligen el camino de Satanás, en lugar del camino de nuestro amoroso Padre.
