Nosotros, el pueblo de Dios, tenemos una enorme tarea por delante, mientras nos adentramos en los últimos días de la historia de la Tierra y el comienzo de una nueva vida en el reino celestial de Dios. La misma pasión y el compromiso de todo corazón que se requiere de aquellos que entregaron el mensaje de la Primera Venida de Cristo debe ser experimentada por nosotros hoy, mientras nos preparamos para su glorioso regreso.
Sólo por la fe podemos cumplir la misión de Dios y compartir el evangelio con todo el mundo antes de que Él venga. Qué privilegio vivir en un tiempo como este. Hagamos todo lo que podamos para acelerar el día en que nuestra cruz sea levantada y podamos unirnos a la muchedumbre celestial, alabando al Rey de reyes y Señor de señores.
Texto de la memoria: “Haya en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el robo como algo igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres”. Filipenses 2:5-7 LBLA
Qué ejemplo de humildad y servicio fue nuestro Salvador. No debemos olvidar el alto lugar en el cielo del que gozaba, siendo igual a Dios, y la forma humilde que tomó aquí en la tierra, la de un esclavo o siervo, la clase más baja de la sociedad en ese momento.
Nosotros también debemos ser de su mentalidad y determinar hacer todo lo posible para representarlo fielmente. Lo hacemos mejor mostrando compasión y compartiendo el evangelio en cada oportunidad que nos da el Espíritu Santo
