Nuestro trabajo, como aprendimos la semana pasada, es una importante herramienta educativa que se nos ha dado para aprender sobre Dios. Pero, proporcionar una oportunidad para descansar de nuestro trabajo es igual de importante.
El Sabbath, un tiempo designado para el descanso, garantiza que esos beneficios que obtenemos del trabajo nos llevan a entender y mejorar nuestra relación con nuestro Creador. La bendición del Sabbath es mucho más que el descanso físico que nos ofrece. Cuando se guarda adecuadamente, profundiza nuestro conocimiento y fe en Dios.
Texto de la memoria: “Y les dijo: El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Por lo tanto, el Hijo del Hombre es también Señor del Sabbath.’ “Marcos 2:27, 28 LBLA
Este versículo nos dice que hay una conexión entre el hombre y Dios. Llamarse a sí mismo el Hijo del Hombre es apropiado aquí, porque Jesús fue humano, así como divino. Él desea conocernos, y las horas del Sabbath son un puente que hace posible una relación cercana. Dios quiere ser más que un conocido, quiere ser nuestro mejor amigo.
Tanto Dios como el hombre se benefician de esta cercanía, como veremos en nuestro estudio de esta semana. A nuestra educación le falta algo significativo sin el Sabbath, un regalo “oportuno” de Dios desde el principio.
