Todos pueden respirar alivio al saber que Dios no nos abandonará (Deuteronomio 31: 8). Su espíritu nos consolará y nos sostendrá a través de nuestras pruebas más duras. Incluso durante el temido tiempo de problemas, descrito en las profecías de Daniel y Apocalipsis, Dios promete, no solo para estar presentes, sino para ser una ayuda y protección en cualquier situación que nos encontremos (Salmo 91: 10-11).
Tenemos la seguridad de la Palabra de Dios de que algún día todo el sufrimiento de la humanidad será en el pasado. Este viejo mundo, afortunadamente, llegará a su fin y Dios será exaltado en todas las naciones. Qué glorioso momento para esperar. Meditar en esta realidad futura será lo que nos fortalece durante el tiempo de problemas.
El Salmo Pastor (Salmo 23) declara que incluso cuando caminemos a la sombra de la muerte, no temeremos el mal. Su personal será nuestra protección, guiándonos a los caminos de la justicia, donde nuestro pan y agua estarán seguros (Isaías 33:16).
