Una autora, Ellen White, nos dice en Fundamentals of Christian Education, p. 382, que la “vida entera de Jesús fue un prefacio a la cruz”. En otras palabras, todo lo que hizo en la tierra conducía a su muerte en el Calvario. Este acontecimiento sería el punto de inflexión de nuestra salvación del pecado, no sólo para nuestro mundo, sino para todo el universo.
Sin embargo, incluso los discípulos más cercanos a Cristo no entendieron su misión. Cuando Jesús hizo comentarios sobre su inminente muerte, quedaron desconcertados y no pudieron asimilar la información correctamente, debido a sus ideas preconcebidas sobre lo que ocurriría.
La falsa teología predominante era que el Mesías se convertiría en el rey de Israel, restaurando su gloria anterior entre las naciones. ¿No acababa de entrar en Jerusalén montado en un pollino, la costumbre de un personaje real? Esperaban ser liberados del férreo control del gobierno romano. Esa estrecha visión de la salvación les dejó sin preparación para las horribles escenas que estaban a punto de tener lugar en Jerusalén.
¿Qué quiso decir Jesús con sus últimas palabras de muerte, “Consumado es”? Sabemos que Satanás tuvo parte en todos los eventos que condujeron a Su cruel crucifixión en el Calvario. De hecho, Cristo había estado luchando contra su enemigo durante toda su estancia en la tierra.
No podemos dejar de creer que “Consumado es” significaba más que la vida de Jesús había terminado. Incluía la victoria que Él había asegurado para todo el universo. La batalla había terminado, estaba acabada, aunque la guerra continúa.
El amor inquebrantable de Dios por salvarnos, incluso a los que se burlaban de Él, hizo posible la mayor victoria de todas. La resurrección que siguió fue la culminación y la celebración de una vida bien vivida, y una muerte que será recordada y honrada por todo el universo.
