Escuela Sabática Texas USA Lección 10: Jesús abre el camino a través del velo – Sábado 5 de Marzo de 2022

El deseo de Dios ha sido siempre disfrutar de una comunicación estrecha e íntima con sus criaturas. Invitó a los hijos de Israel a encontrarse con Él en la montaña, pero su fe era escasa. Con el pecado aún controlando muchos corazones, el encuentro con Dios era demasiado temible para ellos y suplicaron a Moisés que fuera en su lugar. Incluso Moisés admitió que tenía “mucho miedo y temblor”. Véase Hebreos 12:18-21.

Dios les instruyó para que se armaran al estar recién consagrados. Incluso los que no iban directamente ante Dios en la montaña debían preparar sus corazones para el encuentro que iba a tener Moisés. La limpieza de sus corazones se mostraba simbólicamente lavando sus ropas (Éxodo 19:10, 14).

Debemos renovar constantemente nuestra dedicación a Dios mientras le servimos ahora. Esperamos con anhelo el día en que podamos acercarnos personalmente a Dios cara a cara. Su plan nunca ha sido alejarnos. Nuestra falta de fe es lo que ahora nos impide aceptar su invitación.

Debemos recordar que los velos (las cortinas adornadas que separaban las partes del santuario) tenían dos propósitos. Eran entradas, pero también servían como límites para mantener fuera a los que no estaban consagrados y declarados santos. Protegían los artículos sagrados y el espacio donde la presencia de Dios estaba con ellos.

La necesidad de esta separación de Dios de los impíos quedó ilustrada cuando, tras el episodio de la adoración de un becerro de oro, Moisés trasladó la tienda de reunión fuera del campamento. Sólo después de la intercesión de Moisés, el santuario fue devuelto al centro del campamento. Lea sobre esto en Éxodo 33.

Dios estableció entonces un plan distinto sobre cómo y dónde se erigiría la tienda de reunión. Se colocaría en el centro del campamento. Los levitas, aquellos de la tribu que habían permanecido fieles y no habían participado en la adoración del becerro de oro, debían ser sus guardianes y cuidadores (Números 1:53). En esencia, servirían como velos humanos para guardar la morada de Dios.

Radio Adventista
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