Los israelitas modernos, como nación, no como individuos humanos, aún no han aceptado a Jesucristo. Han pasado milenios después de esos 490 años otorgados al pueblo de Dios por el decreto que salió en 457 aC Hoy quieren reconstruir el Templo de Jerusalén para esperar la venida del Mesías. Pero Dios permitió que los musulmanes construyeran una mezquita allí, una de las tres más sagradas del mundo. Ya no podrás erigir un templo allí, porque, después de la ascensión de Jesús, ya no es necesario tener ese templo en la tierra.
Estas palabras sobre el pueblo de Dios no son un estallido, son un reflejo de cómo podemos ser rebeldes hoy y de cómo Dios ofrece otra oportunidad, pero esto tiene un límite. El límite es la duración de nuestras vidas o el cierre de la puerta de la gracia. Cuidado con lo que elegimos adorar, los ídolos de nuestros días. ¿O no nos influyen en absoluto?
Dato curioso: la historia de Esther sucedió en Susa, desde el momento de la reconstrucción del templo hasta el regreso de Ezra. Esther y Mardoqueo no regresaron. La fecha del exterminio de los judíos sería el 13 del mes 12, 474 aC y obviamente también apuntaba a la muerte de los judíos en Jerusalén. Por lo tanto, la ciudad nunca sería reconstruida y la adoración a Dios se interrumpiría para siempre, y obviamente Jesús no vendría en el momento adecuado. Era Satanás detrás del complot de Amán. Los judíos se enfrentaron no solo a enemigos humanos, incluso Satanás trató de eliminar al pueblo de Dios, sino que el Creador de ese pueblo se manifestó a través de una mujer, Esther, y se volvió a favor de su pueblo.
