Si nos remontamos a Isaías 1:18, encontramos la invitación “Venid ahora y razonemos juntos”. Dios repite esa invitación en Isaías 41:1: “Acerquémonos juntos para juzgar”. Nos anima a presentar nuestro caso y a exponer nuestras sólidas razones (Isaías 41:21).
Sólo un Dios totalmente justo y transparente acogería ese diálogo. Sólo un Dios totalmente misericordioso y perdonador ofrecería la posibilidad de un debate tan abierto con sus criaturas.
La misión principal de Dios a través de su Siervo, su propio Hijo querido, es servir a la humanidad y salvarla para la eternidad. Estos objetivos se presentan de varias maneras a lo largo de estos capítulos particulares de Isaías. Ya sea… a través de la nación Israel, mostrándoles cómo adorar al verdadero Dios-; Ciro, el rey persa, haciendo posible su regreso a Jerusalén-
o el profeta Isaías, entregando mensajes de advertencia y esperanza a través de su testimonio.
Todas estas medidas se utilizaron para promover el Reino de Dios y hacer posible que toda alma dispuesta estuviera allí. Ser servido y salvado lleva a querer servir y salvar a otros. Nosotros también somos siervos de Dios, cuando elegimos Su Reino sobre este terrenal.
