El momento más difícil para vivir por fe es, comprensiblemente, al final de cualquier período de tiempo que Dios nos haya mostrado en una profecía. Este es a menudo el período más difícil de soportar, no sólo porque puede tomar mucho tiempo para el cumplimiento de Su promesa, sino también porque la persecución y las dificultades parecen ser las más apremiantes justo antes de que llegue la liberación.
Habacuc, al igual que nosotros, vivió en una época que se encontraba entre el tiempo de una promesa y el tiempo de su cumplimiento. Se preguntaba por qué Dios no intervenía para detener su opresión, por qué Dios permitía que su pueblo sufriera tanto. Dios le respondió, diciéndole al profeta que había un tiempo señalado y que sólo tenían que esperarlo (Habacuc 2:2-4).
Pablo citó estos versos de Habacuc en Hebreos 10:37, 38, convirtiéndolos en una adecuada introducción al capítulo de la fe. Básicamente nos dice que los que esperan el regreso de Cristo deben vivir por fe. Puesto que Dios es fiel en el cumplimiento de sus promesas (2 Timoteo 2:13), nosotros también debemos permanecer fieles hasta el final.
