El capítulo 12 expresa la alabanza y el alivio del pueblo de Dios después de haber experimentado la liberación de sus muchos problemas. Pero además de la victoria final, hay indicaciones en el capítulo de que Dios también les proporcionó fuerza y consuelo durante sus dificultades y pruebas (Isaías 12:1, 2). Con razón sintieron la necesidad de alabar y elevar el nombre de Dios después de una vida y un viaje tan arduos.
Cantos de alabanza similares se encuentran dispersos en la palabra de Dios. El Éxodo 15, por ejemplo, contiene el Canto de Moisés y los hijos de Israel después de su liberación del Faraón en el Mar Rojo. También tenemos lo que se ha llamado el Canto de Moisés y el Cordero que se encuentra en Apocalipsis 15:3, 4. Estas expresiones de alabanza registradas nos recuerdan el glorioso final posible para los hijos de Dios que permanecen fieles a Él.
El Señor ES nuestra salvación (Isaías 12:2). Él es “el Santo de Israel” (Isaías 12:6), y el que los salvó de sus enemigos. Un ángel le habló a José de esta salvación. Le dijo que María daría a luz un hijo, Jesús, que salvaría a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21). Esta es la clase de salvación que todos necesitamos, “porque todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
