Un hogar es construido, inicialmente, por dos seres humanos, más DIOS, más dos ángeles, por lo tanto, son 5 seres, dos humanos y tres celestiales. Por lo tanto la inyección de amor es muy grande de la parte celestial. Y cuando vengan los hijos, digamos dos, serán cuatro seres humanos y cinco seres divinos, nueve en total. Siempre tiene un ser divino más que la cantidad de seres humanos, luego, la fuente de amor es siempre mayor. El Ser divino más es siempre el propio Creador, de donde se origina el amor de los ángeles y el nuestro también.
Pues bien, ahora imagine una iglesia formada de diversos hogares como se ha descrito anteriormente. ¡Qué potencia espiritual! Cuando, digamos si se encuentran 30 familias de un promedio de 4 personas, serán 120 personas reunidas, y en total, estarán reunidos 241 seres. El amor en una reunión de esas será algo impresionante, algo indescriptible. Pablo escribió así: “Así que ya no sois extranjeros, ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, de que Jesucristo es la piedra principal de la esquina; en el cual todo el edificio, bien ajustado, crece para templo santo en el Señor. En el cual también vosotros juntamente sois edificados para morada de Dios en Espíritu “(Efesios 2: 19-22).
