Comprensiblemente, la gente cree que todo lo que sucede en el mundo es el resultado de la voluntad de Dios. Sin embargo, una mirada más cercana a la narrativa bíblica nos proporciona una evaluación diferente de por qué las cosas, especialmente las malas, pueden no ser lo que Dios desea para nosotros después de todo.
Concediendo al libre albedrío de sus criaturas, para que puedan servirle por amor, traídos con muchos resultados que Dios ha tenido que remediar. La tribulación de la que Juan habla en este versículo fue previsto por Dios, pero también fue provisto. Un plan de salvación para la humanidad se estableció de inmediato cuando nuestros primeros padres pecaron, y a través de él, podemos tener paz, a pesar de que nuestras vidas son menos que perfectas en muchos frentes.
Muchos han abusado de su libertad de elección en quién adorar. Cualquier cosa que no sea elegir a Dios a menudo conduce a consecuencias negativas, a veces para el autor del mal, y a veces para las víctimas inocentes que sufren a manos de los malvados. Nada de esto era parte del plan ideal y original de Dios.
