La semana pasada vimos cómo el pecado llegó al universo cuando estalló una guerra en el cielo, a causa de la rebelión de Lucifer. Luego, el campo de batalla se trasladó a esta tierra. Veremos que…
- Adán y Eva tuvieron la posibilidad de elegir si querían obedecer a Dios o no. (Domingo)
- La primera pareja fue engañada por Satanás, a través de la serpiente. (Lunes)
- Las mentiras de Satanás sobre la muerte continúan hasta hoy. (Martes)
- Hay consecuencias por no obedecer a Dios. (Miércoles)
- Dios tiene un plan que nos da la esperanza de un futuro mejor. (Jueves)
- Varias preguntas desconcertantes aún nos asaltan sobre el surgimiento del mal, con su horrible consecuencia de muerte. ¿Por qué fueron probados Adán y Eva en primer lugar? ¿Por qué era mejor que no conocieran el mal? ¿Por qué no es seguro creer que nuestras almas van directamente al cielo después de la muerte?
Tenemos razones para creer que Lucifer, cuando aún estaba en el cielo, se puso celoso del Hijo de Dios mientras se trazaban los planes para la creación de nuestro mundo. Sabemos con certeza que Cristo tuvo parte en esta empresa. Véase Juan 1:1-3, 10, Colosenses 1:16 y Hebreos 1:2.
Por lo tanto, la estrategia de Satanás era atrapar a la pareja recién creada y causar más dolor en el cielo. A pesar de que Adán y Eva fueron advertidos del peligro, ambos decidieron escuchar las mentiras de Satanás y actuar en contra de lo que Dios les había dicho.
Pero Dios estaba preparado para el desafortunado momento en que la humanidad tomara la imprudente decisión de escuchar el consejo mortal de Satanás. Dios tuvo la misericordia de plantar una semilla de esperanza para nuestros primeros padres, desde el principio.
Texto de memoria: “Por lo tanto, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron”. Romanos 5:12 LBLA
Sí, todos somos pecadores y merecemos morir, a causa del pecado de Adán; pero, afortunadamente, también tenemos la oportunidad de vivir gracias a un Hombre, Jesucristo (Romanos 5:15).
