El segundo ángel nos suplica que no nos embriaguemos con los errores acerca de Dios en los últimos días. “El vino de su fornicación”, o la infidelidad a la palabra de Dios que promueve la falsa iglesia, ha confundido las mentes de la mayoría de los cristianos de hoy, haciendo que ignoren los claros mensajes de Dios.
La idolatría siempre ha sido un problema, incluso para el pueblo de Dios, como lo fue para el antiguo Israel. Todavía nos encontramos fácilmente atraídos a la adoración de las cosas, en lugar de la adoración de Dios. Y esto se debe en parte a nuestra negligencia a la hora de adorar en el sagrado séptimo día, con su singular propósito de que recordemos al Creador de todas las cosas.
El llamamiento final de Dios para que le adoremos debe incluir nuestra fiel observancia del sábado, como proclamó el profeta Ezequiel en Ezequiel 20:1-20. Debemos permitir que la palabra de Dios, en lugar de la opinión humana o la tradición, nos santifique. Sólo un día que ha sido declarado santo puede mantenernos santos (Juan 17:17).
