En el sermón de Pentecostés, Pedro puso delante de sus oyentes que estaban atónitos por todo lo que estaban oyendo sobre las maravillas de Dios, estas dos evidencias. Los mensajes proféticos predecían la venida de los tiempos del refrigerio espiritual, cuando el poder del Espíritu Santo envolvería con poder a los mensajeros de Dios, proclamando su salvación. Todo lo que estaban contemplando era el cumplimiento del “propósito determinado” por Dios en el sacrificio Sustitutorio, tipificado en el cordero del santuario y revelado por el “ pré-conocimiento”de Dios, anunciado por los profetas. (Hechos 2:23).
Durante su ministerio Jesús por varias veces llamó la atención del liderazgo espiritual y del pueblo a estas evidencias de su Mesianidad: “Ustedes estudian cuidadosamente las Escrituras, porque piensan que en ellas ustedes tienen la vida eterna. Y son las Escrituras que testifican a mi respecto; (…) Si ustedes creyesen en Moisés, creerían en mí, pues él escribió a mi respecto. (…) Quien cree en mí, como dice la Escritura, de su interior fluirán ríos de agua viva”.– Juan 5:39, 46 y 7:38 – NVI.
