Es muy difícil entender la directiva inusual de Dios para que Abraham ofreciera a su amado hijo Isaac como un sacrificio humano, algo que Dios siempre había desaprobado cuando lo hacían los adoradores paganos. Pero si no fuera por esta prueba de carácter, Abraham nunca habría entendido el sacrificio que Dios haría más tarde a través de Su Simiente.
Abraham también debe haber tenido dudas cuando escuchó por primera vez la voz de Dios instruyéndolo para hacer esta ardua tarea. Sin comprender completamente la razón detrás de la solicitud, sin embargo, se dispuso a hacer lo que se le pedía, por difícil que fuera.
Pablo entendió el tipo de sacrificio que Dios requiere. Requiere sacrificios humanos. Los seres humanos debemos entregarnos a Dios de todo corazón como Abraham entregó a su hijo. Somos un “sacrificio vivo” para Dios, mientras vivimos nuestras vidas de santidad y servicio a Él ( Romanos 12:1 ).
