Un pueblo sin buen liderazgo es un pueblo confuso y sin rumbo, sujeto a hacer todo lo que está mal. Las personas, las poblaciones, muchas personas, necesitan orientación de líderes sabios bien intencionados, seguros en su conocimiento y fidelidad a Dios. Este siempre ha sido el caso con el pueblo de Dios. Buenos reyes, gente obediente a Dios; reyes malvados, personas rebeldes y equivocadas, que pronto sufrirán. Hoy es lo mismo con la iglesia, todo depende de la fidelidad de Dios al liderazgo.
Nehemías valoraba mucho a los pobres y criticaba la aristocracia de la época. Escuchó y favoreció a las mujeres que acusaron a los propietarios, de acuerdo con Nehemías 5: 1-13. El apoyo popular a sus medidas refleja la preservación de su memoria que se transmitió y luego se convirtió en un libro. También es cierto que Nehemías tuvo mucho apoyo de grupos de la clase rica de Judá, así como del gobierno persa.
