El plano que se le dio a Moisés para el tabernáculo estaba lleno de lecciones prácticas para mostrar a los hebreos el plan de salvación y la bondad de Dios. “Tu camino, oh Dios, está en el santuario; ¿Quién es un Dios tan grande como nuestro Dios?” (Salmo 77:13)
El atrio exterior del santuario, donde se hacían sacrificios y se llevaba a cabo la purificación en la fuente, ilustraba nuestra justificación (perdón y limpieza). La mesa de los panes de la proposición, el candelabro y el altar del incienso representaban el estudio de las Escrituras, compartir el evangelio y nuestras oraciones, el medio de nuestra santificación o ser santificados. Y el arca del pacto en el Lugar Santísimo, era donde se sentía la presencia de Dios, tal como lo será cuando seamos glorificados y llevados para estar con Él al cielo.
Las dos tablas de la Ley de Dios dentro del arca debajo del propiciatorio, era un lugar altamente simbólico. Es solo con la misericordia y el perdón de Dios que la obediencia a la Ley es posible. Por eso el salmista dijo: “La misericordia y la verdad se encuentran; la justicia y la paz se han besado” (Salmo 85:10). La misericordia y la justicia siempre serán los rasgos de carácter característicos de Dios y de su pueblo, ofreciéndonos a todos un plan para la salvación.
