¡Qué dulce es pensar en la paz definitiva y duradera que vendrá solo a través del Príncipe de Paz, el Señor Jesucristo! Muchas profecías mesiánicas aluden a esta paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7).
Isaías lo describió bellamente como “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). El amor abnegado y radical de Cristo, demostrado en la cruz, fue su arma más poderosa para derribar el gobierno de Satanás sobre nuestras vidas. Debido a este evento, podemos esperar el momento en que “no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Miqueas 4:3).
Mientras esperamos el regreso del Señor, cuando se gane esta paz final y duradera, sigamos confiando en Su promesa de salvación. Él salvará a todos los que se arrepientan y lo sigan a la batalla ahora. La victoria de Cristo contra Satanás al final está garantizada.




