Pedro argumenta que tanto el diluvio como las ciudades de Sodoma y Gomorra son ejemplos de la próxima destrucción al final de la historia de la Tierra (2 Pedro 2: 4-6).
El Profeta Ezequiel nos recuerda que no solo aquellos que viven vidas salvajes e impíos, sino que incluso algunas de las propias personas de Dios se encontrarán cosechando las consecuencias del pecado. Ezequiel 16: 49-50 menciona los pecados de las hijas de Sodoma como orgullo y no ayudar a los pobres y necesitados. Sus tendencias arrogantes y perezosas también fueron abominaciones que les hicieron cometer adulterio espiritual con Dios.
El primer capítulo de Romanos ofrece una exhaustiva lista de pecados que nos mantendrán fuera del cielo. Además de la inmoralidad sexual y las cosas antinaturales y vergonzosas hechas con nuestros cuerpos, también podemos ser culpables de codicia, envidia, engaño, violencia, orgullo y ser inconformistas e implacables con los demás. Tales son la multitud de pecados de los que todos debemos ser conscientes y dispuestos a confesar.
