Los capítulos 25-30 de Éxodo describen con gran detalle todas las especificaciones del tabernáculo de Dios. Éxodo 31, sin embargo, es la primera vez en las Escrituras donde leemos acerca de Dios llenando a las personas con el Espíritu Santo. Dos artesanos y artesanos espiritualmente dotados fueron mencionados por su nombre: Bezalel y Aholiab.
El sábado los había estado preparando para esta santa obra. El día de descanso prescrito les recordaba que Dios era su Creador y su Libertador, pero también Aquel que los haría santos, tal como había santificado el séptimo día.
Cuando obedecemos las palabras de Dios en el Decálogo, nosotros también seremos transformados por Su Espíritu para reflejar el carácter amoroso, perdonador y desinteresado de Dios. Era significativo que las tablas de los Diez Mandamientos fueran colocadas en el Lugar Santísimo del santuario, bajo el propiciatorio de Dios. Nuestra obediencia está directamente relacionada con la misericordia y el perdón, lo que, a su vez, conduce a nuestra santificación (a ser santificados) a medida que somos llenos de Su Espíritu.
