Uno tiene que preguntarse cómo nuestro planeta se vio envuelto en los engaños de Satanás y la gran controversia que han surgido de ellos. Sabemos que Adán y Eva fueron creados perfectos, como todo lo demás que Dios creó. Después de la creación de la tierra, Dios vio que era “muy buena” (Génesis 1:31).
Al igual que los ángeles, la primera pareja también estaba dotada de libertad de elección. Si su amor iba a ser válido y significativo, no se les podía imponer. Debe surgir de su corazón, el resultado de elegir amar a Dios y seguir Sus instrucciones para una vida feliz, en lugar de las mentiras de Satanás.
Desafortunadamente, Adán y Eva eligieron imprudentemente y no sólo fueron a un lugar al que se les había advertido que no fueran, sino que decidieron creer las mentiras de Satanás acerca de Dios. La duda y la desconfianza fueron hábilmente implantadas en cada palabra que la serpiente le dijo a Eva. Eva primero cayó en el engaño y comió del fruto prohibido. Luego Adán tomó una decisión similar y eligió a Eva por encima de Dios al comer también del fruto.
Esta rebelión abrió así la puerta a toda la angustia, el sufrimiento, las enfermedades y las muertes que hemos presenciado en la tierra. Tales calamidades resultan cuando estamos ausentes de la presencia de Dios. Y esto es lo que hace el pecado: nos separa de Dios.
